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    Cannes 2019: la bellísima 'Portrait of a Lady on Fire' sitúa a Céline Sciamma como firme candidata a la Palma de Oro

    La directora francesa ofrece un emocionante drama sobre dos mujeres que se enamoran a través de la pintura. También repasamos otras dos candidatas a la Palma de Oro, 'Le jeune Ahmed' y el thriller 'The Wild Goose Lake'.

    Portrait of a Lady on Fire arranca con la protagonista Marianne haciendo de modelo para sus alumnas aprendices de pintoras. Ella misma les indica en qué partes de su cuerpo deben fijarse para elaborar un buen cuadro. Esta es una de las muchas convenciones que el filme de Céline Sciamma rompe respecto a una tradición artística de siglos de mujeres pintadas por hombres. Marianne es al mismo tiempo modelo, artista y maestra. Portrait of a Lady on Fire narra la historia de cómo acude a una casa aislada junto al mar en la Francia del siglo XVIII para cumplir con un encargo. Debe pintar a Héloïse, la hija de la casa, para que su prometido la conozca a través de su retrato. El antecesor de Marianne no consiguió llevar a cabo su cometido porque Héloïse, sabedora de su destino a causa del cuadro, se negó a posar para él. Así que la pintora se ve obligada a trabajar a escondidas. Pasea con Héloïse y se fija en sus facciones para recordarlas y luego trasladarlas al lienzo. Este proceso conlleva un progresivo enamoramiento que deviene recíproco.

    Céline Sciamma convierte el arte en el medio a través del cual se enamoran sus dos protagonistas al tiempo que reflexiona hasta qué punto las imágenes han supuesto una forma de control sobre las mujeres y al mismo tiempo fijan nuestros recuerdos cuando la persona a quien amamos no está. Portrait of a Lady on Fire subvierte la dinámica unilateral, que también ha afectado a la historia del cine, en que la mujer no podía ser otra cosa que una modelo pasiva ante el hombre creador. A través de este romance entre una pintora y su modelo, la directora de Tomboy y Girlhood despliega un bellísimo drama de época que escapa de la tentación preciosista de este tipo de filmes para adentrarse en un universo aislado en que dos mujeres pueden desarrollar, temporalmente, una historia de amor al margen de las convenciones.

    La película funciona en última instancia también como un autorretrato. Al fin y al cabo, la directora se refleja en Marianne (Noémie Merlant), esa pintora que retrata a la mujer que ama, a quien da vida la siempre espléndida Adèle Haenel. El largo plano final que Céline Sciamma dedica a Haenel-Heloïse es el más bello y emocionante acto de amor que hemos visto hasta ahora en el Festival de Cannes. Portrait of a Lady on Fire sitúa a Céline Sciamma como firme candidata a la Palma de Oro, un galardón que en 72 ediciones solo ha conseguido una mujer, Jane Campion por El Piano en 1993.

    Los Dardenne contra la radicalización islamista

    Luc y Jean-Pierre Dardenne no han faltado a su cita habitual con el Festival de Cannes con su nueva película, Le jeune Ahmed, en que retoman su estilo y universo habituales pero se adentran en un tema inédito en su filmografía. El joven del título es un estudiante en plena etapa de radicalización islamista de la mano del imam del barrio que acaba atacando a su profesora con una arma blanca. A partir de este arranque, la película se centra en el proceso que sigue el chico en un centro de menores para desvincularse de esta ideología. Los belgas plasman con acierto el perfil del adolescente abducido por el yihadismo, al tiempo que le otorgan un carácter parecido al de otros de sus personajes. Ahmed resulta tan testarudo como la protagonista de Rosetta a la hora de llevar a cabo su misión, y tan necesitado de perdón y redención como el de El hijo. Pero aquí el estilo impecable de los hermanos belgas se desvela también un tanto limitado para abordar un asunto tan espinoso, y sobre todo decepciona que opten por un desenlace forzado y simple para cerrar una situación delicada y compleja.

    Eulàlia Iglesias

    Cine de género chino para desengrasar

    El cineasta chino Yi’nan Diao se dio a conocer en 2014 al alzarse con el Oso de Oro en Berlín por la soberbia Black Coal, mezcla de criminal y drama que venía a reforzar la idea de que el 'thriller' 'made in Beijin' está en un gran momento. Pues bien, cinco años después estrena película a competición por la Palma de Oro en Cannes: The Wild Goose Lake que, cómo sería la expectación de la misma, acudió al Gran Teatro Lumière hasta Quentin Tarantino para su visionado (aplaudiendo a rabiar al final de la proyección). ¿Fue para tanto? ¿Acaso importa? ¿Nos estamos volviendo locos ya los cronistas de Cannes? (ésta última me la sé: sí).

    El mejor resumen de la película de Diao lo leí en Twitter (siento no recordar el nombre del que lo puso: pido mil perdones al responsable): “Es como El tercer hombre (1949) desde la perspectiva de Harry Lime”. El protagonista de la cinta (Zhang Zili) es un gángster que debe huir al lago que da título al filme perseguido tanto por sus excompañeros sicarios como por la policía; para ello le ayuda una joven prostituta (Wu Zhizhen), a la que contratan los amigos del protagonista. Toda la acción pasa a lo largo de una noche y está construida como un 'thriller' serpenteante con un par de 'set-pieces' realmente vibrantes -la mejor: la secuencia en la que un montón de gente baila Boney M con zapatillas de luces-, además de poseer algunos asesinatos de lo más divertido (y gore) -el mejor: el del paraguas-. Vaya, un filme desengrasante dentro de la Sección Oficial que, al menos este cronista magullado, se disfruta sin más problema.

    Alejandro G. Calvo

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