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    Festival de Sitges. Día 6: La venganza de Mia Wasikowska en 'Judy & Punch'

    La actriz australiana protagoniza el debut tras las cámaras de su compatriota: Mirrah Foulkes. También hemos visto la cinta francesa, a caballo entre el drama y el suspense, 'L'Angle Mort'.

    No es que el cronista que toma que el relevo hoy del gran Alejandro G. Calvo tenga gran conocimiento de cine australiano. Tengo un gran recuerdo de aquel peculiar 'noir’ titulado Animal Kingdom o el cine que rodó allí Jane Campion (que para colmo es neozelandesa), y poco más. Por lo que me he enfrentado al debut como directora de la actriz australiana Mirrah Foulkes sin ningún prejuicio ni pretensión. El lector más avispado ya sabrá que me estoy refiriendo a la protagonista de la serie All Saints.

    Protagonizada por Mia WasikowskaJudy and Punch parece una adaptación macabra de un cuento de Hans Christian Andersen. Se trata de una película ambientada en el siglo XVII, cuando los espectáculos de marionetas hacían furor entre la plebe. Precisamente, el protagonista de la cinta es un titiritero, encarnado por un gran Damon Herriman, que trata a su mujer como un auténtico trapo (personaje encantado por Wasikowska). Sus deslices con la bebida hacen que acabe con la vida de su propio bebé y deje gravemente herida a su pareja. Comenzará, entonces, una torpe investigación en la que el marido culpará a una bondadosa pareja de ancianos de la desaparición de su esposa, mientras que ésta planea su venganza mientras se recupera de sus heridas.

    Es encomiable que las directoras que impregnan su cine de gran carga feminista comiencen a tener cabida en los grandes Festivales. Judy and Punch hace gala de una potente crítica hacia el heteropatriarcado y también una fuerte -y ácida- sátira social. Sirva el ejemplo de la gente 'outsider' del bosque con la que se refugia la protagonista, que está formada en su mayor parte por mujeres fuertes e independientes.

    A pesar de que el tono que Foulkes le impregna a la película, evoca al de cine de culto como si de una versión ácida de La princesa prometida se tratase, los alocados vericuetos que toma el filme hacen que la trama se vaya haciendo confusa y en, en ocasiones, hasta algo tediosa. Si añadimos el tono moralizante de su discurso -Punch es un alcohólico, infiel y sin escrúpulos- hacen naufragar un debut que prometía, pero que nos deja con esperanzas de ver qué más nos puede dar esta realizadora en el futuro.

    L'Angle Mort no defrauda

    El cine francés siempre es muy bien recibido por el cine de Sitges, ya sea en su faceta más violenta -como aquella locura llamada Alta tensión- o en su versión más lisérgica -Gaspar Noé ganó el Festival el pasado año con Clímax- nuestros vecinos suelen salir aplaudidos del certamen. Por eso, las expectativas con L'Angle Mort eran bastante altas, y el filme de Patrick-Mario BernardPierre Trividic no ha defraudado.

    Blind Spot (como se titula el largometraje en inglés) es una cinta que nos cuenta la historia de Dominick, un vendedor de guitarras con una vida de lo más anodina e insignificante, si no fuera porque tiene un don muy especial:es capaz de hacerse invisible. De esta capacidad sobrenatural sólo tienen constancia su familia y algunas personas muy cercanas, lo que le causa un distanciamiento de sus compañeros de trabajo y de sus vecinos, viviendo prácticamente ajeno a la realidad que le rodea. Por ello, es incapaz de mantener una relación normal con la mujer con la que lleva largo tiempo acostándose y usa sus poderes para espiar a su vecina. Cuando descubra que ésta es invidente, será el momento en el que empiece a mostrarse más natural.

    A caballo entre el melodrama fantástico y el suspense, el filme gira en torno a la culpa personal y el miedo a lo que no conocemos pero con lo que convivimos a diario. Los cambios de tono -hay momentos de auténtico terror encarnados en la enigmática figura de un amigo del protagonista- con otros de puro drama romántico -protagonizados por la 'amigovia' y la vecina de Dominick- no desentonan en absoluto y son llevados con destreza por los realizadores franceses. Quizá si se eche algo de menos la falta de profundización en el drama familiar, con un núcleo desestructurado, en favor de las tramas ya citadas.

    El conjunto que propone L'Angle Mort es muy satisfactorio y nos sigue descubriendo a los cronistas que hay nuevas formas de exploración del cine de género, fuera de la ciencia ficción y el terror puro y duro.

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