Es uno de los grandes misterios de la historia de Dragon Ball, y cada fan tiene su propia explicación: ¿Por qué Vegeta nunca se llegó a transformar en Super Saiyajin 3, a pesar de que llego a superar su poder tras un arrebato de furia en la segunda fase? La duda se mantuvo durante años, dado que pasó directamente al estado de Super Saiyajin Dios en Dragon Ball Super. Pero la cosa se ha liado aún más ahora que en Dragon Ball Daima sí le han regalado a los fans, finalmente, la tercera fase de la transformación. No tiene ningún sentido argumental, eso sí.

Haciendo cuentas
Si Daima transcurre entre el final de Z y el inicio de Super... ¿Por qué durante la pelea contra Beerus en La batalla de los dioses no gastó del todo su energía para aprovechar del todo su potencial? Hay quien dice que Akira Toriyama afirmó en una entrevista que era un diseño complicado que simplemente no quedaba bien en la animación, pero no se ha encontrado prueba alguna de esa declaración, por lo que se puede suponer que es un simple caso de teléfono roto. El que lo dijo fue un animador de Toei en su momento, eso sí.
La verdad es que, siendo honestos, la solución de casi todos los problemas de continuidad de Dragon Ball se solucionan con "Akira Toriyama no sabía todavía que iba a pasar" o "A Toriyama se le olvidó por completo". Dentro de la propia historia, está establecido que la tercera transformación gasta mucha energía y se llega a intuir que no le interesa alcanzarla porque puede dominar los otros dos niveles. Al respecto sí que habló Toriyama en 2014, cuando explicó en la revista Saikyo Jump que "Super Saiyan 2 y 3 solo son variaciones poderosas del Super Saiyan. Después de la pelea con Beerus, Goku se dio cuenta de que ser un maestro en su estado normal y en Super Saiyan elevaría su nivel más y gastaría menos fuerza, así que creo que probablemente no se convertirá en Super Saiyan 2 o 3 nunca más".

De hecho, al convertirse en Super Saiyan 3 en Daima, Bulma advierte que Vegeta llevaba un tiempo preparando la transformación para mostrarla en el momento adecuado, pero, como vemos, aunque es poderosa es muy poco eficiente, motivo por el cual podría habérsela ahorrado desde entonces. Tiene sentido, en realidad, aunque sea retorciendo un poco la realidad: por mucho que los animadores no disfruten animándola, mostrar la forma similar a la que Toriyama quiso darle en un principio es un homenaje precioso al mangaka. Eso sí, ¿dónde deja todo esto la cuarta transformación de Dragon Ball GT? Pues eso nos preguntamos unos cuantos. ¡Y, con el paso de los años, la de incongruencias que quedarán por descubrir!