Olimpia es una joven merchera que tiene dos hijos y está esperando el tercero. Como es habitual en su familia, su marido es el que trabaja fuera de casa, pero cuando éste caiga enfermo de cáncer, ella tendrá que buscar el modo de alimentar a sus hijos, en contra de lo que sus padres esperan de ella. La vía más fácil para empezar a ganar dinero es el trapicheo de sustancias. Lo que no espera Olimpia es terminar operando a nivel internacional mientras sus pequeños la esperan a la hora de dormir.
El clan Olimpia, la nueva serie de Disney+ que llega hoy, 9 de julio, a la plataforma no es una ficción más sobre el narcotráfico. Como cuenta su protagonista, Zaira Romero, en una entrevista con SensaCine "no queríamos hacer 'una más'. Para nosotros, para los mercheros, la familia es lo más importante que hay. Y, en este caso, todo comienza precisamente por la familia".
De manera literal, además, porque la serie se basa en la historia real de la madre de la propia Zaira. La actriz ha tomado lo que le ocurrió, se ha fijado en varios rasgos que destacan en ella y, a partir de ahí, ha construido el personaje protagonista de la ficción. "Mi mayor miedo era acabar imitándola, y no quería eso. Como actriz, no me habría sentido satisfecha, porque sentiría que no estaba actuando, sino copiando. Y no se trataba de eso", continúa la actriz.
"Mi madre la ha visto completa y ha quedado enamorada. La historia está ficcionada, no es un retrato exacto de su vida, solo está inspirada en ella. Eso le gustó mucho, porque no quería verse reflejada al cien por cien. Para ella habría sido muy difícil revivir todo lo que pasó", asegura la intérprete.
El clan Olimpia es una serie sobre una familia que busca su camino en un mundo hostil. Al contrario que otras ficciones sobre el narcotráfico, ésta dice de manera contundente que las drogas no traen dinero fácil. "Te juegas tu libertad, tu vida, tus relaciones. En el caso de Olimpia, arriesga su relación de pareja, su relación con su padre... todo. Te estás jugando todo por un trabajo de mierda", señala Romero.
¿Cómo fue la construcción de este personaje desde un primer momento?
Pues, para empezar, tuve el privilegio de estar en el proyecto desde el principio, incluso antes de que supiéramos que el personaje se llamaría Olimpia. La historia trata sobre la vida de mi madre, así que pude ver nacer a este personaje, y también a los demás. Una vez que se definió cómo iba a ser el personaje, me enamoré de él porque, básicamente, lo creé yo.
La historia de mi madre es la historia de una mujer luchadora, que hace lo que hace para sacar adelante a su familia: para que su marido no muera, para que sus hijos no se queden huérfanos, y también por ella misma, porque no quiere quedarse viuda. Tienes que humanizar eso. Cualquier persona en su situación se desesperaría buscando una solución. Habrá quien afronte esa situación mejor o peor, pero el impulso es muy humano.
Lo dices tú misma: es una mujer que lucha por su familia. Aunque sea una serie sobre narcotráfico, la familia está muy presente.
Sí, desde el principio se quiso que la familia estuviera en primer plano. Hay muchas series donde lo principal es el narcotráfico, pero no queríamos hacer “una más”. Para nosotros, para los mercheros, la familia es lo más importante que hay. Y, en este caso, todo comienza precisamente por la familia.
Disney+
¿El hecho de que el personaje esté inspirado en alguien tan cercano a ti hizo que fuera más fácil o más difícil interpretarlo?
No sabría decirte si fue fácil o difícil. Cuando empecé a crear el personaje, decidí no basarlo completamente en mi madre. Evidentemente, tenía que coger ciertos rasgos para que se pareciera lo máximo posible, porque si vas a representar a una persona real, tienes que acercarte a ella. En mi caso, al ser mi madre, no necesitaba investigar mucho. Aun así, decidí tomar tres rasgos clave de su carácter y, a partir de ahí, construir un personaje nuevo. Mi mayor miedo era acabar imitándola, y no quería eso. Como actriz, no me habría sentido satisfecha, porque sentiría que no estaba actuando, sino copiando. Y no se trataba de eso. Así que sí, quedé muy satisfecha con la construcción del personaje.
A pesar de partir de una persona real, al final construyes algo nuevo. ¿Había algún rasgo que querías destacar por encima del resto?
Sí. Siempre que lees un guion, piensas: este personaje me recuerda a alguien. No necesariamente a un familiar, pero buscas referencias cercanas. En mi caso, Olimpia me recordó a una mujer con coraje, con ganas de salir adelante y mucho miedo a perder a su familia. Como la historia está inspirada en mi madre, me basé en ella, pero también incorporé cosas mías. Por ejemplo, mi madre no muestra sus miedos, se lo guarda todo para adentro. En cambio, yo soy más abierta. Eso lo reflejé en Olimpia: con su padre y su marido se encierra, pero con su madre y su hermana se desahoga, les dice lo que le pasa. Quise hacer una mezcla entre mi madre y yo.
¿Has podido compartir la serie con tu familia? ¿La han visto?
Sí, mi madre la ha visto completa y ha quedado enamorada. La historia está ficcionada, no es un retrato exacto de su vida, solo está inspirada en ella. Eso le gustó mucho, porque no quería verse reflejada al cien por cien. Para ella habría sido muy difícil revivir todo lo que pasó. Así pudo disfrutarla como una historia nueva, con el privilegio de saber que está basada en su vida, pero sin ser su vida exactamente.
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La serie tiene momentos muy impactantes. ¿Hubo alguna escena que te marcara especialmente durante el rodaje?
Sí. Una de las secuencias que más me impactó no fue por la historia en sí, sino por lo que estaba viviendo en ese momento. Hay una escena en la que Alex le dice a Olimpia que se va a quitar la vida. Eso es completamente ficcionado, mi padre nunca intentó suicidarse. Pero justo una semana antes de rodarla, un amigo mío se había suicidado. Fue el peor día de mi vida en un rodaje. Lo pasé fatal. Mi coach, Manoli, me dijo: “No lo relaciones directamente, pero intenta aprovechar esta escena como una oportunidad para despedirte de él.” Yo no había podido hacerlo. Me dio un ataque de ansiedad, tuve que parar. Fue muy duro.
Vaya experiencia. También parece que la serie te ha servido como desahogo.
Totalmente. Una de las cosas buenas de esta serie es que también habla de salud mental, especialmente en los hombres. Aún hay muy poca conciencia sobre eso. Se sigue esperando que los hombres no lloren, que no puedan tener depresión. Mi familia ha tenido casos cercanos, mi madre tiene primos que han fallecido por problemas de salud mental. Entonces, tener la oportunidad de visibilizar esto en una serie es muy importante para mí. El mensaje es: los hombres también pueden llorar, también pueden ir al psicólogo. Tienen derecho a sentirse mal, y no deben avergonzarse por eso.
Y el personaje de tu marido refleja eso muy bien: es un hombre vulnerable.
Sí, es una realidad. Muchas veces un cáncer puede desencadenar una depresión. Mi padre, que murió de cáncer, sí la tuvo. Pero cuando a mi madre le diagnosticaron cáncer de mama, fue lo contrario: le dio fuerzas para salir adelante. Cuando nos vio tan mal a nosotros, sus hijos, dijo: "No me puedo hundir. No puedo permitir que mis hijos se hundan conmigo". De hecho, cuando le dieron la noticia, estábamos mis cuñadas y yo con ella, y era ella la que nos calmaba a nosotras. Eso demuestra que cada persona es un mundo. Pero cuando enfrentas una enfermedad tan dura, es muy probable que venga acompañada de una depresión.
Hoy en día hay muchas ficciones sobre narcotráfico. ¿Crees que algunas lo romantizan? ¿Cómo ves ese riesgo?
Al contrario. Creo que esta serie muestra que no todo es como lo pintan. Se suele asociar el narcotráfico con lujo, con una vida resuelta, pero aquí se ve todo lo contrario. Te hundes. Sí, puedes conseguir dinero, pero ese dinero te trae otros problemas que no se pueden resolver con dinero. Por ejemplo, que tu familia te dé la espalda. O que tu marido se suicide. No hay dinero que arregle eso. El mensaje es justo el opuesto al de muchas series: el narcotráfico no es dinero fácil. Te juegas tu libertad, tu vida, tus relaciones. En el caso de Olimpia, arriesga su relación de pareja, su relación con su padre... todo. Te estás jugando todo por un trabajo de mierda.
¿Cómo fue trabajar con tres directoras tan distintas entre sí?
Fue una experiencia muy bonita. En Colombia, por ejemplo, todo era distinto: la forma de grabar, la iluminación... aunque un rodaje es un rodaje, allí era diferente. Pero en Madrid, rodar con Gracia y con Violeta fue maravilloso. Son directoras que saben lo que quieren, pero además fueron muy sensibles con el hecho de que la historia era sobre mi madre. Me dieron mucha voz. Me preguntaban: “Zaira, ¿cómo ves esto?” Y si yo veía algo que no encajaba, podía decírselo, porque no era solo mi madre, era también el mundo mercero. Yo soy mercera, así que podía orientarles. Y ellas estaban abiertas a escuchar. Fue muy agradable trabajar con ellas.