Hace 44 años, el suelo del Congreso de los Diputados soportó el peso de más de 100 hombres tumbados. Solo tres optaron por otra postura. Quedarse de pie o sentado fue su manera de defender la democracia. Cuando el coronel Antonio Tejero entró en plena sesión de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo para dar un golpe de Estado, los primeros en lanzarse al suelo del hemiciclo lo hicieron antes de que el militar disparase contra el techo. Después de la ráfaga de balas solo quedaron tres en pie: el primer presidente de la democracia actual Adolfo Suárez, el vicepresidente del Gobierno por entonces Manuel Gutiérrez Mellado y el secretario general del PCE Santiago Carrillo. El 23F es solo la excusa para diseccionar la Transición española en Anatomía de un instante, lo nuevo del cineasta Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971) que adapta la novela homónima de Javier Cercas.
El 20 de noviembre se estrena en Movistar Plus+ esta miniserie de cuatro episodios en la que analizar los gestos de Suárez, Mellado y Carrillo durante ese momento son el pretexto para contar la historia de nuestro país desde la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 hasta el golpe de 1981. "Es un 'thriller', pero también es una película de espías, también tiene su lado emocional, también tiene una película de juicios, también es una película con un ritmo vertiginoso", cuenta el guionista Rafel Cobos (Sevilla, 1973) sobre el proyecto, que ha desarrollado junto a Rodríguez y Fran Araújo (Vigo, 1980). Cada uno de los tres primeros episodios tiene un protagonista, uno de los tres hombres que quedaron en pie ese día. El cuarto está reservado a Tejero y el resto de militares que intentaron el golpe.
"Lo primero que pensamos es: 'Vamos a contarlo desde tres puntos de vista'. Son los tres puntos de vista de cada uno de ellos porque eso es inédito, no lo hemos visto antes", afirma Rodríguez. La imagen de la que partían era la actitud de cada uno de los protagonistas ante lo ocurrido en el Congreso. "Desde el principio, mucho antes de la escritura, lo primero que hubo fue esta imagen ralentizada en la que, de alguna forma, se va al detalle de lo que ocurrió. Una imagen que tenía Alberto de arranque y que, de alguna forma, fue la que irradió el resto de la serie", explica Cobos. "Lo más interesante del libro de Cercas no son los hechos ni lo que descubre, sino la construcción de un relato que se hace a partir de la Historia, con mayúscula. Eso es lo que yo creo que, de alguna manera, representa la serie. Hemos tratado, realmente, de hacer una adaptación del libro y seguir el relato que él proponía", recalca Rodríguez.
Estos relatos, muchas veces, se tiende a subrayarlos a través de la épica y creo que una cosa importante que hicieron ellos a la hora de escribir es que hay sentido del humor
Para Cobos y Arajúo, cada episodio planteó un reto. "El difícil siempre es el siguiente", dice Cobos. Había que sintetizar mucho, pero el tono también supuso una dificultad. "Era complejo porque a estos relatos, muchas veces, se tiende a subrayarlos a través de la épica y creo que una cosa importante que hicieron ellos a la hora de escribir es que hay sentido del humor, por más épico que sea", destaca Rodríguez.
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El humor llega en forma de voz en 'off', una mordaz e irónica que, en ocasiones, sirve para quitar la magia de las buenas formas a los personajes y contar lo que de verdad les estaba pasando por dentro. "La ironía servía para darnos ese espacio, ese respiro y para comentar lo que realmente estaba ocurriendo", dice Cobos. "Y generar cercanía. Al final, es acercar un momento histórico, acercarlo al ahora", afirma Arajúo. Cercas ya lo consiguió con su libro, publicado en 2009 y considerado una obra maestra de la literatura española. Este trío de creadores lo ha tenido más complicado porque ha pasado todavía más tiempo desde que Tejero se lio a tiros en el Congreso. "Nos han preguntado que si esto es para las generaciones de ahora y digo yo: la gente de 45 años tampoco sabe qué pasó de verdad. Mucha gente de nuestra generación tampoco sabe exactamente qué pasó ahí", reconoce Arajúo.
"Era importante desmontarlo para humanizarlo", recalca Rodríguez sobre el importante suceso. Para el cineasta, el episodio más difícil de dirigir fue el primero, el centrado en Suárez. "Tiene un tono muy especial y es un capítulo que necesitaba correr mucho, fluir bien", señala. "Ese tono no era nada fácil y nos costó encontrarlo". El más fácil, según Cobos, fue el segundo, el de Carrillo como protagonista. "Era como hacer una pequeña película concentrada y con un viaje muy claro", dice el guionista.
Los hombres en pie del 23F
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Más de cuatro décadas después del 23F, otros tres hombres hacían de reflejo de Suárez, Mellado y Carrillo en las mismas circunstancias, pero con la ficción como escudo. Álvaro Morte (Cádiz, 1975), Manolo Solo (Cádiz, 1964) y Eduard Fernández (Barcelona, 1964) interpretan, respectivamente, a los políticos que mantuvieron el tipo ese día tan difícil.
"Teníamos los vídeos de aquel día, del 23F, que estuvimos analizando y diseccionando continuamente", recuerda Morte sobre la preparación para rodar ese momento. "Estuvimos en ensayos coreografiando todo para que luego, cuando llegáramos al Congreso…". Anatomía de un instante se rodó, al menos la parte que recrea el golpe, en el Congreso de los Diputados y había pocas horas para poder hacerlo. "No sé cómo lo visteis vosotros. Me pareció tremendamente emocionante", dice el actor a sus compañeros de reparto. "Era la primera vez que entraba en el Congreso, y entras vestido del personaje, te sientas allí, con los tiros en el techo".
Para cada uno de ellos, su personaje tuvo un reto personal. "Lo más difícil es hacer una composición de un personaje real que mucha gente conoce", comienza Fernández. "Lo más difícil es hacer la composición y hacer ese 'max mix' que hay que hacer cuando un actor compone, que es un poco yo, un poco Carrillo. Con eso estuvimos lidiando creo que los tres siempre durante todo el rodaje, cada día, cada frase. Eso fue lo más difícil, lo más fácil… Más fácil no hay nada".
Es una parte de la historia de España importantísima ahora que hay mucha gente que no sabía que veníamos de la dictadura, quién era Franco, que luego estuvo la Transición… para que entiendan un poco todo. Sería bueno que vieran esta serie y que vieran ese lugar intermedio entre la dictadura y la democracia
"Para mí lo más complicado era no hacer una imitación de Suárez, sino intentar generar el espíritu o la energía que podía haber tenido Adolfo Suárez", reconoce Morte. El actor y el equipo de la serie han tenido que construir al Suárez "del despacho, de su casa, de una conversación con un amigo". "Encontrar ese equilibrio ha sido una de las cosas más difíciles". Y para encontrar la voz él y Fernández contaron con la ayuda de Carlos Latre. Morte le enseñó lo que había trabajado ya y él le ayudó a hacerlo más fino. "Carlos, quizás, conecta más con la comedia, pero tiene una habilidad pasmosa para saber encontrar qué conecta con este personaje o con aquel otro. Él me corrigió un par de cositas y de esa forma pudimos encontrarlo".
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Solo lo ha tenido un poco más fácil porque Mellado no era alguien tan público como sus compañeros. "Eso es una ventaja", reconoce. "No era una persona muy mediática, tampoco estuvo nunca en primer plano. Él era una persona muy sobria que rehuía el foco".
El reto aquí también era pasar del plano general -cualquiera que busque imágenes de ese día se encuentra con una imagen amplia del escenario en el que ocurrieron los hechos- a uno más corto en el que adentrarse en lo que les estaba pasando a esos tres políticos por dentro. "Una cosa es la fachada y otra cosa es cuando te metes un poco más dentro. ¿Qué le recorría a Suárez, Gutiérrez Mellado o a Carrillo en ese momento, en un plano corto a diferencia del plano general? Eso ha sido muy interesante trabajarlo", indica Morte. "Ese jugar a ser esa persona que está en esa situación", añade Solo. "Haberte documentado te sirve un montón, haberlo ensayado te sirve un montón y luego hacerlo en el Congreso de los Diputados también te aporta un montón de veracidad de meterte en situación rapidisimamente".
No hay que olvidar que Anatomía de un instante, además de ser un producto de entretenimiento, también tiene un punto pedagógico. "Tiene una responsabilidad", dice Fernández sobre la ficción. "Es una parte de la historia de España importantísima ahora que hay mucha gente que no sabía que veníamos de la dictadura, quién era Franco, que luego estuvo la Transición… para que entiendan un poco todo. Sería bueno que vieran esta serie y que vieran ese lugar intermedio entre la dictadura y la democracia".