La categoría de comedia en premios como los Emmy ha quedado un poco extraña por la inclusión de muchas series que, aunque por duración parecen tal e incluso empezaron en ese terreno, se distancian por completo del terreno de las risas. También es cierto que hay cosas que son notables precisamente porque desafían cualquier categoría.
Es lo que pasa con La empresa de las sillas, la última comedia de autor que se ha estrenado en HBO Max. Una a la que tenía todas las ganas del mundo porque soy fan de su creador y estrella Tim Robinson, que aquí vuelve a llevar el género a todos sus límites más incómodos. Así, consigue divertirme, pero también inquietarme.
Ron Trosper es un padre de una familia feliz que trabaja para Fisher Robay, una empresa promotora inmobiliaria, y es ascendido para dirigir su último proyecto de centro comercial. Tras realizar una presentación ante toda la empresa, se sienta, pero su silla se rompe inmediatamente en el escenario.
Las mejores series de HBO Max en lo que llevamos de 2025Aunque intenta sumarse a la broma generalizada, el ridículo le mortifica. Tras el incidente, llama al fabricante de la silla, Tecca, pero descubre que su línea telefónica está gestionada por un centro de atención telefónica que no puede ayudarle. Tras localizar la dirección de la empresa, que se encuentra cerca, irrumpe en ella y se encuentra con un almacén vacío, llevándole a considerar que detrás de todo hay una gran conspiración.
'La empresa de las sillas': mundo bizarro
La comedia que Robinson y su socio Zach Kanin desarrollan en La empresa de las sillas es una extensión del trabajo realizado en programas de sketches como I Think You Should Leave, o en la reciente película Friendship. Situaciones medianamente corrientes que derivan en una torpeza pero que, por no reconocer la misma, se deriva hacia una situación completamente incómoda y absurda que termina siendo hilarante por sus extremos.
Todo es una mierda y esta serie de HBO Max lo sabe, por eso ha conseguido hacerme feliz durante un ratoHay una gran dosis de surrealismo, e incluso de thriller de conspiraciones del cine clásico, que hace que nunca esperes por dónde van a llevar la serie. Cualquier personaje puede surgir para hacer algo extravagante, o Robinson puede acabar gritando la frase más inesperada, dejándote confuso pero con la carcajada en la boca. Es una mezcla absolutamente bizarra que no debería funcionar, pero lo hace.
Puedes ver La empresa de las sillas en HBO Max.
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