Cuando lo abandonan en el altar, Matt decide no renunciar a su luna de miel y se marcha solo a Italia, dispuesto a hacer frente a la gran decepción que acaba de vivir. Rodeado de paisajes únicos, sabores intentos y tradiciones locales, se deja llevar por la cultura y la gastronomía del país, lo que le permite volver a vivir sin expectativas y disfrutando del momento. Durante este proceso de estar consigo mismo, conoce a Gia, una mujer que despierta en él nuevas emociones y le demuestra que, incluso después de una gran decepción, el amor y la felicidad pueden volver a surgir cuando menos lo espera.