Aquí llega el torture porn
por Paula Arantzazu RuizProducida por Quentin Tarantino, Eli Roth dio carta de legitimidad al subgénero del torture porn con el clásico relato de jóvenes en busca de emociones fuertes que acaban metidos en la peor de sus pesadillas. Roth se desmarcaba de ejercicios previos como ‘Viernes 13' o ‘La matanza de Texas' al ubicar la película no en Estados Unidos, sino en la lejana y tenebrosa Europa del Este, haciendo resucitar ese miedo al extranjero propio del imaginario del siglo XIX y, lamentablemente, de nuevo de actualidad tras los atentados del 11-S. Asimismo, otra de las ideas que plantea la película es el dilema del mal: ¿qué acto es más aberrante: el de ejecutar o el de mirar cómo se ejecuta? Una cinta de culto que cuenta, por si no fuera poco, con un cameo del cineasta más inclasificable del mundo gore y del cine nipón: Takashi Miike.
A favor: Roth sabe explotar con agudeza los miedos de la sociedad actual.
En contra: El eterno debate sobre la trivialización de la violencia en la pantalla.