Crítica de SensaCine.com para Billy Elliot (Quiero bailar): ¿Realismo social o comedia costumbrista?

'Billy Elliot' comienza como la típica película de realismo social –o de cierto tipo de realismo social- británico para ir derivando en una comedia costumbrista que, sin dejar de lado en ningún momento la carga social, se introduce en el drama familiar y personal (de una familia) así como en el social (de una población minera), para construir un posible retrato de los conflictos mineros de mediados de la década de 1980 en Inglaterra a través de la historia del hijo de un minero que incapaz de poder boxear prefiere aprovechar su buen movimiento de piernas en la danza.

Dirigida por Stephen Daldry, 'Billy Elliot' se presenta como la perfecta unión de esos dos géneros tan queridos por el cine británico y, además, como demostró el éxito de la película, perfectamente exportables, todo bajo el tono de una suerte de cuento de hadas en el que el hijo del proletariado puede, no sin el esfuerzo de su familia, amigos..., ver sus sueños cumplidos a pesar de que aquello que le rodea se alza como un entorno más que hostil. Para ello, Daldry recoge una larga tradición cinematográfica y sin demasiado esfuerzo por conferirle un toque personal, orquesta visualmente una película que, gracias a un guion bien armado y a unas magníficas interpretaciones, parece no necesitar más y narrarse por sí misma. Una película que funciona hasta que deja de hacerlo, pero que sin duda alguna tiene algo diferente.

A favor: Las interpretaciones, las secuencias de bailes.

En contra: Que posee un look demasiado conocido o convencional.