No podemos dejarnos caer en la desdicha de que las adaptaciones no siempre -o nunca- pueden encontrarse a la par de su producto original. Vamos, es un poco atolondrado decir algo así cuando un vasto género como el de los superhéroes nos ha regalado un sin fin de grandes historias que, acompañadas o no por la fidelidad de su contraparte comiquera, tuvieron con qué hacer frente y ganarse el respeto ante el público. No es fácil -y que quede claro- porque toda adaptación siempre estará destinada a serle fiel a uno o varios personajes, así como a una o varias historias. Pero que tampoco se deje de lado la idea de que esto no tiene por qué ser una excusa a la hora proponer un proyecto, porque de ser así, cualquier persona sin un mínimo de conocimiento podría encarar su propia cinta.
Justice League, en cuestión, no va mucho más allá de lo que el Universo Extendido de DC Comics venía proponiendo con sus largometrajes. Quisiera partir diciendo que Justice League no es una mala película, y siendo específico, resulta un poco entretenida y justa para pasar el rato, pero el problema reside cuando tan sólo eso nos depara en esta aventura. Nadie puede negar el talento de Zack Snyder como director, ni tampoco de sus colaboradores y, sea dicho de paso, su reparto, el cual no viene siendo el principal culpable de que DC no encuentre las puertas al éxito. La complejización que abarca a Justice League parte desde su tan ligero compromiso para hilar un argumento poco convencional, que hizo caso omiso a las críticas predecesoras y optó por una línea mucho más liviana y rápida. Es como si el acontecimiento de la formación de esta icónica agrupación pase a ser sin más en un abrir y cerrar de ojos y, de la nada, todos se mandan a luchar ante un imponente rival.
Las comparaciones suelen ser odiosas, pero también son necesarias, y por eso me parece justo citar a una laureada obra como en su momento lo fue The Avengers. La cinta marveliana, a comparación de la de DC, tuvo inteligencia para imponer una problemática que abarque a todos los héroes, que por momentos los hagan dudar de su compromiso al unificar fuerzas así como investigaban los secretos ocultos bajo la identidad de la S.H.I.E.L.D. Justice League, en cambio, no se apropia de esta estructura, sino que advierte una unificación demasiado forzada (¿acaso alguien hubiese aceptado una propuesta tan repentinamente como lo hizo Barry Allen?) a través de un guión muy flojo y muy por debajo de la elegancia argumental de otras películas del género.
¿Algunos aspectos a favor? Se agradece que la trama tenga un desarrollo sencillo y no tan interrumpido como, por ejemplo, sucedía en Batman v Superman, con excesos de diálogos y muchos personajes intentando encajar. También, algunas pizcas de humor alivianan la oscuridad característica de las cintas de DC, los efectos visuales (pese a la muy notoria utilización de CGI) se dejan apreciar en las batallas que, por cierto, son muy buenas salvo su final, el cual no logra ser tan épico como las demás escenas de acción, y su banda sonora no decepciona en lo absoluto de la mano del gran Danny Elfman.
Justice League es entretenida, bastante divertida y logra enervar el tono lento y denso de otros filmes de su industria. Aún así, carece mucho de inteligencia argumental, denotando un guión muy poco trabajado y demasiado evidente en donde te imaginas todo lo que sucederá sin necesidad de ser un sabelotodo de los cómics. Tiene un puñado de buenos momentos en los que destacan un impacto visual notable y un sonido de lujo, pero sin ir más lejos, no es la adaptación que este acontecimiento comiquero merecía. Una película palomitera, del montón en el género, aunque no por ello sea mala, pero sí muy irregular.