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    La Duquesa
    Críticas
    2,0
    Pasable
    La Duquesa

    Intereses procreadores

    por Cristina Álvarez López

    El segundo largometraje de Saul Dibb, quien debutó con ‘A Bullet Boy', sitúa en el centro de su interés a Georgina y su cometido es servir como retrato y como crónica: retrato de una mujer hasta cierto grado díscola con la etiqueta y contención propias de la época; crónica social y de costumbres de la Inglaterra del siglo XVIII, de los comportamientos de las clases altas y algunos de sus vínculos con la clase política. El filme se queda en ambas pretensiones bastante cojo, quizá porque su corrección formal acaba siendo su peor enemigo: no solo afecta esto al ritmo narrativo, sino que también es remarcable su falta de gracia para reformular algunos preceptos de cierto cine de época.

    La película muestra sus mejores instantes en el arranque, donde nos presenta a la protagonista feliz, libre y enamorada (aunque sin apenas consciencia de todo esto) y, en el otro extremo, a su futuro e inminente marido, a quien vemos detenido y con la mirada ausente junto a una ventana. El gesto de Georgina se endurece en cuanto su madre la desposa con ese hombre, el duque de Devonshire, y ha de abandonar los aposentos familiares: su valor queda entonces reducido a su capacidad biológica por engendrar un "heredero". En un momento del filme, hay una conversación sobre el concepto de "libertad moderada" que algunos sostenían en la época. La protagonista se rebela ante tal contradicción. El mal de ‘The Duchess' reside precisamente en esa moderación.

    A favor: Su arranque y la curiosidad por saber si hubo finalmente un vástago varón o no.

    En contra: Cae a menudo en una anodina y pomposa corrección.

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