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    Asalto al tren Pelham 123
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Asalto al tren Pelham 123

    El héroe anónimo

    por Covadonga G. Lahera

    Tony Scott efectuó en 2009 el remake de Pelham 1.2.3, dirigida en 1974 por Joseph Sargent y protagonizado por Walter Matthau y Robert Shaw, que en esta versión más reciente recibió el nominativo de Asalto al tren Pelham 1 2 3, con Denzel Washington (aquí Walter Garber) a la cabeza y secundado por John Travolta en el papel de villano, James Gandolfini como alcalde cuestionable y John Turturro como intermediador gubernamental especializado.

    Este thriller con voluntad de crítica política y sistémica, apelando a una reflexión momentánea sobre el contexto socioeconómico post-11S, reúne un guión especialmente ágil durante su primera hora, durante la que vamos asistiendo al conflicto que propiciará la cuenta atrás en la que se convertirá el filme y mientras van situándose los diversos frentes llamados a confluir en el secuestro de un vagón de pasajeros en pleno subterráneo neoyorkino. Denzel Washington se enfundará una vez más el traje de héroe anónimo, esposo y padre de familia, supervisor del metro, llamado a ser la voz negociadora con el responsable del secuestro cuya máxima se resume en el "tagline" de la versión del filme de 1974: "Mataremos a un pasajero cada minuto hasta que la ciudad de Nueva York nos pague un millón de dólares". A parte de todos ellos, los familiares de turno, las víctimas atrapadas, los secuaces del cabecilla secuestrador, la "torpes" fuerzas del orden, los más torpes aún medios de comunicación...

    La tensión que ha logrado construirse en la primera parte del filme, salvando sus tics más estetizantes, empieza a flaquear cuando hacen acto de presencia varios elementos chuscos de guión y poco cuidadas y desaprovechadas tramas secundarias (el joven del PC comunicándose con su novia o cómo se recupera el arma escondida en la bolsa del dinero). A uno le cuesta entonces disculpar la hiperestilización, por innecesaria, pues el filme queda de pronto abducido por ralentíes, aceleramientos, panorámicas cargantes, desenfoques de los extremos del plano, pequeños pero excesivos reencuadres de aproximación... y la consumación del héroe deja entonces de interesarnos.

    A favor: Su construcción inicial, presentación de la trama y definición de múltiples bandos, con intereses confrontados.

    En contra: Acaba desinflándose por torpes y someras resoluciones de guión y saturación de ciertos tics estéticos.

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