Defectuosa y errática adaptación cinemática para uno de los archienemigos más celebres, complejos y violentos de Spider-Man.
Marvel Comics, la gloriosa casa de las ideas de una era atribulada, es un imparable fenómeno. No solo ha dominado la taquilla cinematográfica mundial estrena tras estreno o ha gobernado casi por completo el género de superhéroes desde hace diez años, sino también, sus personajes e historias se han adherido vorazmente a la cultura popular de un siglo entero. Más fuerte que nunca y a punto de cerrar la más importante fase de su cronología fílmica, la subsidiario de The Walt Disney Company se ha aventurado aún más dentro de la industria ordenando nuevas series de televisión, una amplia gama de merchandising, libros y comics; un no extraño movimiento percatándose que Disney es quien está detrás de todo esto, teniendo como referente la resucitada saga “Star Wars.” Inundado nuevos terrenos, ha decidido expandir uno de sus multi-universos más aclamados: el de Spider-Man. Tom Holland sorprendió a todos poniéndose el traje en “Captain America: Civil War” dos años atrás firmando contrato no solo con Marvel Studios, también con Sony Pictures. Co-produciendo las aventuras en solitario de Spidey gracias al fructífero acuerdo firmado entre estudios en 2017, Marvel es generosa, pero no confiada, por esto, aun maneja la mayor parte del control creativo. La compañía no ha firmado para entregar los derechos exclusivos del famoso hombre araña para integrar sus historias dentro del enorme MCU, en cambio, les ha brindado la posibilidad de tejer condicionalmente historias independientes — como la franquicia “X-Men,” “Deadpool” y “Fantastic Four” de 20th Century Fox , — y adquirir la mayor tajada de los ingresos económicos. Más pronto que tarde, Sony Pictures hizo pública la lista de producciones en desarrollo, entre la cual estaba una de las ideas de Marvel que estuvo atascada en el infame development hell por casi diez años: Venom.
En un mundo con demasiados superhéroes, un antihéroe puede ser el antídoto más idóneo para refrescar los aires sobresaturados de heroicidad y moralidad; en cuanto a cine se refiere, DC ha liderado, con “Suicide Squad” y “Watchmen” en esquinas diferentes del mismo cuadrilátero. Marvel ha seguido el mismo patrón, pues se le ha dificultado concebir una nueva joya tan acida como original tras llevar a la gran pantalla al Mercenario Bocazas y ha caído en el mismo error de su más directa competencia.
“Venom,” que se suponía mantendría viva la estela de adaptaciones orientadas a un público más maduro, a último minuto dio un giro plenamente comercial, abandonando así su inicial clasificación R para sumergirse y ahogarse en las aguas del PG-13. Ahí, el filme tropieza constantemente, alivianando material que natural y estrictamente debía ser violento, gráfico y aterrador; la visión artística se decanta por desligarse en tono de la fuente original convirtiéndose en una amalgama principalmente cómica carente de atractivo que, de no ser por la comprometida actuación de su estrella principal, fácilmente hubiera caído en el lado más oscuro del universo de superhéroes de Marvel.
Luego de un tortuoso proceso de selección, es extraño que el timón de esta complicada producción fuera a parar en manos de Ruben Fleischer, director reconocido principalmente por la asombrosa “Zombieland.” Que Marvel esté buscando nuevas voces a través de las cuales contar sus relatos es completamente entendible, no obstante, parece desacertado el fichar a un cineasta que no conoce a profundidad los mecanismos del cine de la compañía. No es sorpresa que Fleischer haga un trabajo estupendo erigiendo una desordenada buddy-comedy a ratos descafeinada que brilla por la dualidad simbionte-anfitrión empleada increíblemente a mitad de camino. La idea, por instantes, es hilarante, nivelando orgánicamente dialogo e interpretación, sin embargo, luego de que Eddie asimila al “parasito,” dicha carga cómica se distribuye con brusquedad en lo que queda del relato.
Por el contrario, en cuestión de superhéroes y acción, el cineasta se encuentra totalmente perdido en un desastre de tramas, que van desde una ruptura amorosa con Anne Weying hasta una que involucra un seguimiento de huéspedes alrededor del mundo ala “Terminator” que graciosamente también recuerda a “Wendy Wu: Homecoming Warrior” de Disney Channel. Pobremente originales y ásperamente introducidas, tales hilos narrativos ponen en vergüenza la dorada reputación que el antihéroe ha conseguido dentro de las páginas de los comics. De lejos era claro que el director no era una sana elección para el personaje y aun así, Sony y Marvel se rehusaron a escuchar; ahora, tenemos una película de Venom, una pésima película de superhéroes, una buena comedia, que, acorde a los pronósticos, ha puesto la taquilla mundial en llamas.
En un largometraje que se toma casi cuarenta minutos para empezar, el tono y ritmo son atroces, sin embargo, ahí no reside su mayor pecado. “Venom” pende de un hilo por su tosquedad visual. Achicharradas por un CGI sacado de los 2000, las imágenes, irónicamente compuestas por el mismo cinematógrafo responsable de los ensoñadores cuadros del “A Star Is Born” de Bradley Cooper, sufren de una grave incomprensibilidad reforzada por una sobresaturación de negro en momentos claves. Matthew Libatique nunca será un mal cinematógrafo, él es un verdadero artista, por esto, es increíble ver set-pieces de tan desastrosas magnitudes, visualmente desprevenidas de atracción, un barullo de creaturas semi-liquidas que definitivamente pierden la dirección. El filme parece haber estado archivado en una caja por años, para ahora estrenarla con una sensación anticuada y fuera de fecha que resulta, como la mayoría del filme, decepcionante.
El cast principal recae únicamente sobre cuatro actores. Michelle Williams como Anne Weying es el típico interés amoroso al estilo de Jane Foster o Lois Lane; sin embargo, el esbozo del personaje de Williams está lejos de alcanzar la importancia argumental que tenían los anteriores dos personajes; pese a esto, la nominada a cuatro premios Oscar abraza su papel, lo entiende y hace lo que esta su alcance para intentar construir una conexión aceptable.
Jenny Slate como la Dr. Dora Skirth no significa una especial adición, un personaje descartable que ayuda a avanzar la trama; su actuación, por el contrario, reservada y contenida, es aceptable, libre de complejidades, una presa más de un desdichado guion.
Riz Ahmed, actor acostumbrado a entregar buenos rendimientos, como Carlton Drake / Riot es un villano a medias, es decir, sus motivos no convencen, sus acciones propulsadas por el estereotipo no infunden temor o desagrado, su representación no es más que el gran monstruo de un experimento corporativo que destruirá el mundo en pro de la evolución; Ahmed nunca debió aceptar el rol.
Pero quien verdaderamente soporta todo el peso es el grande Tom Hardy. Aclamado por sus taciturnas y complejas interpretaciones en obras maestras de directores como Christopher Nolan y George Miller, Hardy toma riesgos retratando tanto al simbionte como a Eddie Brock, dos papeles para nada ajenos a su carrera. El actor de “Locke” imprime la dosis exacta de carisma e intensidad, inclinándose más por gags y one-liners que por profundizaciones dramáticas galardonables, aun así, el firme pulso y compromiso que el actor impregna al papel empuja la propuesta tremendamente.
No nos dejemos engañar, está claro que “Life” de Daniel Espinosa está relacionada con todo esto.
“Venom” de Ruben Fleischer no es una podrida adaptación cinematográfica, tampoco la más sobresaliente cinta proveniente de la asociación entre estudios; en esencia, es un buddy-film inestable de majestuoso alcance cómico en solo un par de ocasiones que lacera constantemente el material de referencia por su tono y ritmo; en apariencia, una confusión prolongada de obscuras imágenes e ininteligibles secuencias de acción que no proporciona ni el dramatismo teatral ni la espectacularidad visual que el más reconocido villano de Spider-Man amerita. Con un sorpresivo y estimulante cameo en la escena post-créditos, un soundtrack firmemente eficaz a costa de Ludwig Göransson — viralizado por Eminem, — brillantemente cómica por instantes y celestialmente salvada por el talento de Tom Hardy,”Venom” complacerá a los menos exigentes asistentes y a los más fieles pero descomprometidos fanáticos. Ciertamente está lejos de ser la joya fílmica que estaba destinada a ser; Sony y Marvel aceptaron al parasito, nosotros no.