Suspiria
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Elvis Del Valle
Elvis Del Valle

232 usuarios 691 críticas Sigue sus publicaciones

4,0
Publicada el 9 de julio de 2025
Para empezar, cualquiera que sea un conocedor del cine de horror sabe que Suspiria fue muy influyente en el género debido a la forma en que Dario Argento pudo brindar una experiencia pesadillesca que pocos directores habían logrado conseguir antes que él. Al tratarse de una película con una reputación bastante alta y con muchos defensores, crear una nueva versión de esta película iba a ser algo controvertido. Anteriormente, el director David Gordon Green iba a realizar esta nueva versión de Suspiria, pero su visión no se concretó. Fue curioso que su recuela de Halloween fuera estrenada el mismo año en el que finalmente salió está nueva versión de Suspiria a cargo de Luca Guadagnino. Por entonces no era un cineasta muy conocido, pero su nombre se consagró con esta película. Hay que ser claros en que comparar esta película con la versión de Argento no tiene caso y es que se tratan de dos películas muy diferentes. Guadagnino no tenía ninguna intención de replicar del todo la versión de Argento. Cuando se trata de rehacer una película, siempre genera discusión porque algunos quieren ver lo mismo de siempre y otros quieren algo más nuevo. Lo que Guadagnino propuso en este caso fue reimaginar el mito de la versión de Argento. Aquí se utiliza la misma fórmula que en The Thing de John Carpenter y The Fly de David Cronenberg. Esta versión de Suspiria toma el concepto original de Argento y la renueva como una película más original. La versión de Guadagnino es una película con más originalidad y con una identidad propia. Comparando ambas versiones se puede notar que son muy diferentes entre sí. Lo que ha caracterizado a la versión de Argento es su estética visual. La película original de Dario Argento es una experiencia visual que a nivel artístico es excelente y no se esfuerza en contar algo con un hilo narrativo coherente. Su principal objetivo es ser un retrato de la pesadilla más irreal y eso supo conseguir. La versión de Guadagnino no es una experiencia visual igual a la versión de Argento. Solo tiene algunas escenas surrealistas que tienen un poco de la versión de Argento. Las pesadillas de Susie y el ritual en el sexto acto tienen algo del surrealismo y la colorida pesadilla visual que han hecho a la película original tan popular. Lo que Guadagnino hace con su versión de Suspiria es algo mucho más teatral y con un lenguaje narrativo que apela a lo artístico y lo literario. La película se divide en actos como si realmente se tratara de una obra de teatro y se enfoca bastante en lo psicológico con una atmosfera sombría. La película original tenía algunas escenas que eran de naturaleza slasher, pero aquí eso se cambió por elementos sobrenaturales más sutiles. Aunque no es una experiencia visual del todo como la película original este nuevo enfoque hizo que esta versión de Suspiria tuviera algo que la versión original no tiene. Debido a la fama que tiene la versión de Argento por su estimulante experiencia visual, muchos han ignorado que esta película tiene un guion flojo y personajes planos. Eso fue mejorando un poco con las secuelas Inferno y Mother Of Tears. La versión de Guadagnino tiene un guion y un desarrollo de personajes que hacen que la versión de Argento sea inferior. Guadagnino renueva el lore de Las Tres Madres con una trama que contiene algunos tópicos de la naturaleza femenina. Se pueden encontrar simbolismos y metáforas que hacen alusión a la sexualidad, la maternidad y el madriarcado. Aunque hay momentos en la película que pueden no ser muy claros, se pueden entender si se ha visto primero la trilogía creada por Argento. La película original no daba información alguna sobre Las Tres Madres, eso fue explicado en Inferno y Mother Of Tears. La versión de Guadagnino menciona a Las Tres Madres y tiene elementos del lore que se pueden identificar. Esta película es fácil de entender si se ha visto primero la trilogía original. Mientras la película original hacia un uso nulo de los personajes, esta versión aprovecha mejor a sus personajes. Susie tiene más desarrollo que en la película original y toma un poco de lo visto en Mother Of Tears. Susie es claramente alguien con un poderoso don y Madame Blanc es la única que detecta su potencial al inicio. Las imágenes de su madre y su pasado dan a entender que Susie fue criada por una madre muy estricta. Las pesadillas de Susie reflejan que ella tiene un sentimiento reprimido que solo pudo liberar al momento de bailar en la academia. Su conversación con Madame Blanc da a entender que este sentimiento es similar a la sexualidad o la libido que las jóvenes a veces reprimen cuando tienen una familia muy estricta que les pone limitaciones. Susie y Blanc van desarrollando una relación que le hacen sentir que ella ha encontrado el lugar ideal donde siente que puede ser ella misma. Susie va desarrollando tanto su potencial que se va descubriendo que ella es en realidad algo que el aquelarre no esperaba. Algo que la madre de Susie al parecer ya sabia y por eso la cataloga como su mayor pecado. La verdad sobre Susie cambia el concepto que tenía Helena Markos en la película original. Mientras en la versión de Argento Helena Markos era Mater Suspiriorum, aquí son dos personajes distintos. En esta película Helena es solo otra bruja más y Mater Suspiriorum es reencarnada por uno de los personajes. A diferencia de la versión original, aquí tenemos una Mater Suspiriorum que muestra piedad debido a su lado humano. Madame Blanc es otro personaje relevante que aporta bastante a la trama y es por ella que se va descubriendo que el aquelarre está dividido. Madame Blanc desea tomar el lugar de Helena Markos y cambiar el rumbo de la academia Tanz. Blanc incluso se preocupa por Susie y le ofrece un gesto de maternidad que Susie jamás había tenido. Esto se vuelve fundamental para el sentido de maternidad que Susie terminara desarrollando. A diferencia de las demás brujas, Madame Blanc muestra algo de compasión por Susie. Olga fue un personaje irrelevante en la película original y aquí tampoco tiene mucho peso, pero brinda uno de los momentos más perturbadores de la película en la escena de la cámara de espejos. Patricia y Sara fueron mejor aprovechas que en la versión de Argento. En la película original Patricia solo fue la primera víctima que moria al principio y aquí la mantienen con vida. Sara tiene mejor protagonismo y no es un personaje desechable como en la película original. El Dr. Klemperer tiene más desarrollo en esta película mientras que en la versión original su aparición fue muy breve. Aquí Klemperer es un sobreviviente de La Segunda Guerra Mundial que vive atormentado por la desaparición de su esposa. Este desarrollo fue acertado e hicieron bien en darle más participación para enriquecer la trama. Otra cosa interesante es la banda sonora compuesta por Thom Yorke que tiene un estilo elegante con un poco de lo que él había hecho con la banda Radiohead. No es una música de horror frenético como la de Goblin y es una música original que contribuye a la identidad propia del film. El manejo de los personajes y la trama que toca temas sobre la mujer han hecho que esta película supere a la versión de Dario Argento. Desde luego no es la experiencia visual que caracteriza a la versión de Argento, pero actúa bastante bien como una película independiente. Desde lo cinematográfico y lo teatral está bastante bien. Esta película terminó siendo un buen aporte para el legado de Dario Argento y eso es algo que se agradece. Dario Argento dejó de ser mencionado tras el fracaso que fue su adaptación de Dracula y esta versión de Suspiria ayudo a revitalizar u nombre nuevamente. Suspiria (2018) es una película que no sustituye la versión de Argento, más bien renueva el concepto de la película original y la mejora ofreciendo algo nuevo. Esta es una película con una identidad propia que no depende mucho de su predecesora y eso la hace una digna sucesora. Mi calificación final para esta película es un 8/10.
cine
Un visitante
4,0
Publicada el 15 de agosto de 2021
Para mi estuvo muy buena, únicamente un poco tardaba pero en general todo bien, mucha gente quiere ver lo mismo que la antigua película original pero aveces debemos abrir la mente y tomarla como algo nuevo, porque que aburrido si va a hacer exactamente lo mismo, ya estamos en el siglo XXI actualicémoslos
Pipe C.
Pipe C.

9.259 usuarios 160 críticas Sigue sus publicaciones

4,5
Publicada el 12 de abril de 2019
Rozando la brillantez, Guadagnino se transforma en Gaspar Noé y Darren Aronofsky en una erizante interpretación estrictamente perturbadora del clásico giallo.
El “Suspiria” del maestro del giallo italiano Dario Argento es una pieza de arte, visualmente hablando. Lanzada en 1977, la obra más reconocida y expresiva del realizador de “Deep Red” es ambrosia para ojos y oídos, con una puesta en escena, cinematografía y banda sonora tan arriesgadas como fascinantes que conjuraban un filme de horror que aterraba más con imágenes que con palabras. En el momento, sorprendió oír que un remake de dicha obra, tan teatral y personal, estaba en camino. Se agudizaba la respuesta entonces cuando surgían rápidamente los nombres de los responsables frente y detrás de las cámaras. Respiren tranquilos, el nuevo “Suspiria” es pura atmosfera, austeridad y shock. Aun si el propio Argento considera que “traicionó el espíritu de la original,” es una de las pocas excepcionales rebanas de horror slow-burning que es tan estética como visceral, tan inspiradora y potente como para cimentarse como una polarizante obra maestra moderna.
Extrañísimo avance el del italiano Luca Guadagnino, quien tras el extraordinario drama ganador del Oscar “Call Me by Your Name,” decidió tocar a la puerta de Amazon Studios buscando embarcarse en una cinta de horror, específicamente en una versión inédita de una pieza grandiosa considerada por muchos como un clásico. Guadagnino encuentra en su más arriesgada propuesta una conexión verdaderamente personal, un envolvimiento más profundo que cobra sentido al examinar el giro y enfoque radicales que el cineasta ha imprimido sobre la historia. David Kajganich, el guionista, mantiene la columna vertebral casi intacta, por lo menos hasta inicio de segundo acto, en donde director y guionista optan por pisan el acelerador en cuanto a complejidad y entresijos. Esta nueva visión termina entregando entonces una obra casi independiente que usa una marca ya registrada solo como base, para luego erigir toda una fortaleza, una severamente oscura, estresante y enigmática.
Valiente todo aquel que ingrese al cine— consciente — para ser enterrado vivo durante 152 minutos en una ficción opresiva que se siente como un experimento cinematográfico con presupuesto mediano que te pondrá a prueba con la primera y más dolorosa gran secuencia. Aceptas, te adaptas y estas dentro; te rehúsas y te aseguro que sufrirás más que los desafortunados “inocentes” de esta pesadilla salvajemente hermosa.
Asentada en la metrópolis alemana, el mismo año en que se estrenó la película original, Chloë Grace Moretz y Lutz Ebersdorf— he aquí una enorme sorpresa escondida bajo prótesis fáciles y genitales y un inimaginable maquillaje— abren presentando los esenciales para re-sumergirnos en la trama con un background helado y pesimista. Entra Dakota Johnson, interpretando al personaje de Jessica Harper— quien regresa en un pequeño rol, —Susie Bannion, una bailarina de ballet americana que, al ser transferida, ejecuta una audición para entrar al mismísimo infierno. Evadiendo a toda costa terreno de spoilers, si eres de los pocos que han visto la cinta de 1977 y esperas una adaptación al pie de la letra, estarás rotundamente decepcionado mucho antes de la primera hora. Advierte, desde los primeros instantes, que no será un viaje fácil— en mi caso, 7 walkouts, — pues esta es una re-imaginación que te tiene garantizadas perversas sorpresas que compensaran tu lealtad y paciencia; “Suspiria” pertenece, a sudor propio, a ese polémico nuevo termino: “elevated horror”.
El guion del estadounidense David Kajganich— quien vuelve a unir fuerzas con el director tras “A Bigger Splash” —es como caminar descalzo sobre brasas, cada pisada es un reto más que te empuja a seguir adelante. La premisa central en si misma ya es más que atractiva: Prestigiosa compañía de danza, profecías, sacrificios, jerarquías, secretos y un aquelarre de brujas. Sin embargo, Kajganich complejiza las relaciones, deja abiertas situaciones metafóricas y, si bien no hace de los personajes seres humanos, los vuelve más asertivos para mantener enganchado al espectador. De los seis capítulos y el epilogo en los que se divide el filme— con cabeceras tan precisas que ridículamente significan cada división de más de 20 minutos, — tres aun no salen de mi cabeza, y aunque el cierre sea el que más perjudica a su estatus de posible clásico moderno, cada capítulo es potenciado al máximo por una magnánima Tilda Swinton y una resurgente Dakota Johnson.
A día de hoy, ya es tradición que de alguno de los festivales provenga un filme que signifique una experiencia inolvidable, cualesquiera que sean las razones. Generalmente, transitan vías similares: la explicitud de la violencia que opere en, por lo mínimo, una secuencia que haga revolcar e incluso levantar a muchos de sus asientos; el tratamiento sin tapujos de alguna materia delicada; el convertir al espectador en un masoquista o un voyerista, — eso, y obtener unos de los más bajos puntajes en CinemaScore®. Dos años atrás, Darren Aronofsky se adueñó de esa posición con “mother!”, una polifacética obra maestra de metáforas bíblicas y ambientales. 2018 fue un año de interesante competición con “Annihilation” y “'The House That Jack Built” peleándose por la etiqueta. Todo apuntaba a que “Hereditary” iba a ser la vencedora, pero en septiembre Amazon disparó en Venecia, obteniendo statim el trofeo.
La imaginaría aquí, poetizada por la gloriosa cinematografía de Sayombhu Mukdeeprom— Academia, cruel omisión, —es indeleble, portentosa y primitivamente aterradora. Dentro de las paredes de la academia de danza Tanz se da la vida por el arte, bailarinas que se resguardan de la fuerte tormenta política y social, dispuestas a descender en este infernal espiral; todo, por la danza. Virando gradualmente en una escala de grises y marrones más que opresivos, el filme mantiene su tono hasta entrar en la pesadilla final, en donde reemplaza visiones, secuencias de baile, ensayos y desconcertantes desarrollos por una lenta revelación escarlata. Ocultismo, hechicería y despertar se vuelven carne en unos veinte minutos que, tenlo por seguro, engendraran noches sin dormir. La edición de Walter Fasano es igualmente loable, adecuándose a la profusa narrativa que no da respiro para dejarte fascinando.
No hay lugar para la duda: lo que Guadagnino y todo su talentoso equipo han concebido es un logro con letras mayúsculas. Cinematográficamente, el filme es cátedra fundamental sobre cómo presentar innovadoramente un punto de vista, sin importar que tan descabellado sea lo que esté en tu cabeza. Para ejemplificar la armoniosa comunión entre la excelente edición de sonido, el virtuoso score de Thom Yorke, la cinematografía, el diseño de producción, las actuaciones y la coreografía misma está la secuencia por la que, todos aquellos que ya han tenido la dicha de vivir la experiencia, la recordaran; sencillamente brutal la masoquista rutina de iniciación que este nuevo clásico artístico nos ofrece, una que no es para todo el mundo. La angulación y el enfoque son tan extraños e innaturales como íntimos y depredatorios; los movimientos de cámara, particularmente en las sesiones de entrenamiento, son brillantes y acertados, pasivos o agresivos según la necesidad, orquestando un vaivén que nunca llega a ser fatigoso. Deja atrás el escepticismo y la apatía, calienta y a moverse.
“Suspiria” de Luca Guadagnino conjura a fuego lento un chiller abrasador, inesperadamente político y obsesionantemente perturbador. Claramente el proyecto más personal para el autor, esta interpretación independiente del clásico giallo de Dario Argento es, por resumirlo de alguna manera, como sí un aquelarre de brujas protagonizaran “Black Swan” y “mother!”. Inolvidable hasta los tuétanos, esta magistral nueva toma dentro de la academia de danza Tanz valora y respeta su legado, mientras al mismo tiempo, lleva a lugares más oscuros y aterradores a la original, componiendo así una experiencia como ninguna otra.
Sebastián T.
Sebastián T.

7.482 usuarios 166 críticas Sigue sus publicaciones

2,0
Publicada el 26 de febrero de 2019
Innecesariamente larga, innecesariamente pretenciosa. Es muy notorio el esfuerzo de Luca Guadagnino por complejizar el sencillo guión de Darío Argento, pero estos pretenciosos intentos solo tienen como resultado una historia sin ritmo, sin sentido y poco llamativa. Al final no queda casi nada del llamativo cuento de hadas que nos contó Argento en 1977, en cambio, nos dejan una historia fría, un poco excesiva y con una trama olvidable. Si pudiéramos destacar algo, se encuentra la música de Thom Yorke, las impactantes coreografías y el trabajo de Tilda Swinton como Madame Blanc, que simplemente se impone al trabajo protagónico de Dakota Johnson. En síntesis, es un remake innecesario que con sus pretensiones, olvida el espíritu de la obra a la que intenta homenajear.
mike 2
mike 2

184 usuarios 51 críticas Sigue sus publicaciones

3,5
Publicada el 27 de enero de 2019
"Un "remake" paradójico: Luca Guadagnino se obsesiona por diferenciarse en todo a la película que homenajea (...) una obra propia e inolvidable en su manejo surrealista pero rellenada con un densidad histórica injusticada"
cine
Un visitante
4,5
Publicada el 7 de enero de 2019
Todos tenemos en nuestra memoria películas que reflejan la manera exacta como queremos que nuestra vida siga su curso. Gestos, miradas, acciones, palabras, suspiros o despedidas que, más allá del placer o dolor que nos puedan generar, soñamos repetir en nuestro día a día. Un beso a contraluz como el de Barry a Lena. Que nos humillen como Mozart a Salieri. Tocar el piano como Josh y el señor McMillan. El incontrolable ímpetu de Tony, unos “Buenos días, princesa”, el aplomo de Han y la fidelidad de Chewie.

Las noches de Gambardella y la vida de Brian.

La infancia de Totó y las lágrimas de Salvatore.

En mi caso, está la mirada de Susie

Susie Bannion es una bailarina estadounidense que viaja a Friburgo para enrolarse a la prestigiosa academia de baile Tanz. Desde su llegada es víctima de un opresor y amenazante entorno. Sonidos, voces, visiones, una tormenta y el natural miedo que implica lo incierto se sumarán al sinnúmero de extraños acontecimientos que, una vez dentro del liceo, experimentará junto a sus compañeras de baile.

“Suspiria” (1977) es la obra magna de Dario Argento (Roma, 1940) y una de las grandes representantes del Giallo, un sub-género de terror nacido en Italia y que se caracteriza por presentar una estética visualmente exagerada y narrativamente morbosa. Colores mega saturados, sonidos chirriantes, un énfasis por retratar la muerte en primer plano y un montaje que prioriza el estímulo sensorial antes que el sentido común son algunos de los elementos que mejor definen esta película y que el mundo cinéfilo esperaba ver, más que retratados, potenciados por la rebelde e inquieta mirada de Luca Guadagnino una vez anunciada su participación en el remake de la citada película de Argento.

Para el también director de “Call me by your name” (2017), el concepto de remake va más alla del conocido “copia+pega” al que estamos acostumbrados. En cambio, Guadagnino busca retratar las sensaciones que él mismo, a la edad de 14 años y a escondidas de sus padres, experimentó en una oscura habitación mientras veía la obra de Argento. Se aleja de lo superficial y rebusca en la entrañas del relato original, aprovechando al máximo cada uno de los elementos que lo integran para hacer de esta una de las obras cumbres del 2018 cinéfilo. Elementos como el contexto histórico (el Berlín del 77 bajo una mirada más documental y empática que en la obra de Argento), los miedos y conflictos de los personajes, el balance entre lo místico, lo onírico y lo real, así como el concepto de la danza como un hipnótico ritual de brujería , algo explotadísimo por el director y su equipo técnico para regalarnos secuencias cuya belleza radica en su capacidad de generar “un asalto a los sentidos” (Luca Guadagnino para “Build Series”, 2018).

Para darle forma a una propuesta tan arriesgada y personal, Guadagnino recurre a la riquísima química interpretativa de Tilda Swinton y Dakota Johnson, con quienes ya ha compartido plató en la magnífica “A bigger splash” (2016) y que en esta ocasión dan vida a Madame Blanc/Dr. Josef Klemperer/Helena Markos y Susie Bannion, respectivamente. Con respecto a Swinton, tan solo queda agradecer a los dioses del cine el que tengamos la oportunidad de disfrutar de su indudable compromiso tanto para su profesión como el público que la admira. Cuando es reconocible, hace gala de su fina y alargada figura para otorgar a Madame Blanc un halo de tétrica supernaturalidad. Una vez dentro de los otros dos personajes, uno mucho más expuesto que el otro, sabe modular el tono de su voz y controlar su lenguaje corporal de manera que ambos resulten plausibles.

Por otro lado, está Dakota Johnson, a quien el destino le otorgó la suerte de haber participado en una saga con tan terrible recibimiento como lo fue “Cincuenta Sombras” (2015-2018) y así forjar el carácter necesario para hacer frenta a la crítica mediática en una industria tan despiadada como Hollywood. Cintas como la ya mencionada “A bigger splash” (2016) o la injustamente desapercibida “Bad times at El Royale” (2018) son muestras de que su talento depende en gran medida (y algo natural debido a su inexperiencia) de las fallidas o correctas indicaciones de quien la dirije detrás de la cámara. Vulnerable, frágil y mostrando unas excelentes virtudes físicas en las secuencias de baile, Johnson sabe transformar su mirada con el transcurso de los minutos, otorgando de esta manera mayor verosimilitud a los conflictos internos de su personaje.

Las coreografías de Damien Jalet, el sonido de Miroslav Babic y el montaje de Walter Fassano suman…no, potencian la experiencia que representa “Suspiria” (2018). Y si con ello no hemos quedado lo suficientemente hipnotizados, están las maravillosas melodías de Thom Yorke, cuyo tema “Suspirium”, semifinalista para los Premios Oscar, hizo de la agonía una carta de amor al pasado.

En tiempos donde lo nuevo y diferente genera urticaria popular, “Suspiria” (2018) llega bajo la distribución de Amazon Studios y la visión de Luca Guadagnino, un director obsesionado con hacer del cine una experiencia cada vez menos ficticia y más cercana al devenir de nuestra vida.

Opinión originalmente publicada en blagger_, el 29 de diciembre de 2018.
cine
Un visitante
0,5
Publicada el 15 de diciembre de 2018
soy amante del cine de terror y depues de leer las criticas de la prensa sobre suspiria no dudé en ir a ver la pelicula. Pero la verdad es que aquello era una sucesión de imagenes con algunos efectos gore y sin argumenton hilo conductor. mi mujer (mas inteligente que yo), marcho antes de terminar la pelicula, en una de las fugas masivas de la sala.
Yo, desafortunadamente, esperé por si el final iluminaba tamaño bodrio, cosa que no ocurrió.
cine
Un visitante
1,0
Publicada el 10 de diciembre de 2018
Muchos espectadores han abandonado la sala.
Es la primera vez que veo tantas personas que se levantan y abandonan.

No recomiendo la película.

Trata sobre brujería, las escenas son desagrabables, teniendo como referencia por ejemplo que las de Tarantino tienen humor y divierten.

Lamentable las criticas que la señalan como buena película.
cine
Un visitante
3,0
Publicada el 26 de octubre de 2018
Polarizar es una palabra demasiado suave para describir las reacciones al replanteamiento radical de Suspiria de Luca Guadagnino. O bien cavarás o atornillarás la salida, no en el medio. Para empezar, el hito de horror de Dario Argento en 1977 no necesitaba una nueva versión. El original, acerca de una academia de baile exclusivamente femenina dirigida por brujas, todavía está allí con toda su corpulenta y sangrienta gloria de neón para que usted pueda transmitir y emborracharse. Está claro que la película se abrió camino con Guadagnino, tanto que el director de Call Me By Your Name, A Bigger Splash y I Am Love muestra su respeto al absorber la esencia de Argento (también conocido como el padre de Asia) y luego se va por su cuenta. Forma silenciada, cerebral. Suspiria ’77 ofreció 98 minutos de emociones exóticas, eróticas, espeluznantes, campy, con música caliente de Goblin. La nueva película demora 152 minutos para analizar las cosas, con música fría del Thom Yorke de Radiohead, lo que permite que fragmentos de diversión pecaminosa y sensaciones baratas se pierdan en el proceso. Sigue anunciando que tiene subtexto y será mejor que prestes atención. Puede haber una prueba.
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