A pesar de las críticas negativas, de que dura casi tres horas y que no es una película redonda, tengo que decir que me ha gustado, eso sí, unas historias más que otras y estoy segura de que ganará con futuros visionados. Empezaré con lo bueno, estando el apellido Wachowski en los títulos de crédito os lo podéis imaginar, una espectacular factura visual, unos llamativos efectos especiales y un montaje sencillamente alucinante, cargado de intención y capaz de mantener un ritmo trepidante. Otro de los alicientes es que los actores, de la talla de Tom Hanks, Halle Berry, Susan Sarandon, Hugh Grant, Hugo Weaving o Jim Sturgess interpretan varios personajes en las distintas historias, cambiando de sexo, raza, edad y época según el personaje, la mayoría de las caracterizaciones son asombrosas.
Paradójicamente, en el lado negativo, también podemos poner todo lo dicho anteriormente. Los efectos especiales son maravillosos, pero no sólo nos recuerdan a Matrix, sino también a Blade Runner, El quinto elemento o las precuelas de Star Wars. El ritmo frenético del montaje hace que la primera hora no te enteres de nada, saltas de una historia a otra, sin llegar a saber de qué va cada historia y mucho menos llegar a ver las conexiones entre ellas. Pero paciencia, todo llega y sutilmente vamos descubriendo detalles que nos permiten atar los cabos, están ahí, sólo hay que verlos, quizá algunas piezas sean tan pequeñas y subliminales que se pierden por el camino y, al final, no todo encaja como debería, ya os dije que no era redonda. También he dicho que la mayoría de las caracterizaciones son asombrosas, pero otras rozan la caricatura, recuerdan a Joaquín Reyes en La hora Chanante, e intentar descubrir a uno u otro actor debajo de las capas de maquillaje, puede distraernos de lo verdaderamente importante.