Manipular a través de la emoción
por Virginia MontesLa llave de Sarah, de Gilles Paquet-Brenner, a partir de la novela de Tatiana de Rosnay, se inscribe dentro de la ficción sobre el Holocausto y sobre sus consecuencias años después mediante una narración que posee un fuerte e insoportable aroma didáctico (querer enseñar a las nuevas generaciones lo que sucedió) y, aun peor, un fuerte componente sentimental que ahoga toda pretensión revisionista del pasado, apostando por la lágrima fácil. En algún momento conmueve, pero resulta terrible y deleznable la utilización del dolor como mero conducto para llegar al público. Acercarse al Holocausto es tremendamente complicado, cierto, pero optar por el camino de la emocionabilidad más rastrera y manipuladora es el peor camino. Kristin Scott Thomas da forma y entidad a su personaje, pero el cineasta francés prefiere construir un telefilm de sobremesa antes que una seria reflexión sobre la pérdida, sobre la supervivencia, sobre el legado del pasado cuando este tiene la forma del terror.
A favor: Scott Thomas.
En contra: Lo manipuladora que es.