Mi cuenta
    La visita
    Críticas
    4,5
    Imprescindible
    La visita

    A las nueve (y media) cada noche

    por Suso Aira

    Podemos acercarnos al último y altamente disfrutable trabajo de M. Night Shyamalan, su mejor película… desde la descacharrada Airbender. El último guerrero, claro, porque sus films anteriores, empezando por las maltratadas La joven del agua y El incidente, eran magníficos, como lo que pretende ser y es: un cuento de terror, de puro terror. Quien dice cuento dice historieta, porque La visita no esconde nunca su deuda con aquellas viñetas con retruécano final que amagaban un universo del horror en las páginas de las revistas de la E. C. Comics o la Warren Publishing.

    No deja de ser un relato presentado por el guardián de la cripta, el tío Vampus o su innombrable sobrino Rufus, incluso dibujado con la cámara y este estilo low cost actual tal que sus imágenes se asemejan a aquellos personajes extraños, de un realismo incómodo y diabólico, que trazaba con tinta el español Martín Salvador en el Creepy y el Eerie estadounidenses. Shyamalan no oculta jamás (y eso que vuelve a jugar con reservarse el órdago epilogal marca de la casa, de su casa) que La visita bebe de aquellos guiones que en 8 planchas desarrollaban una visión fantástica y espeluznante de lo cotidiano como territorio de lo malvado y extraño. Uno, que es perro viejo (y fiel) al tebeo de terror desde la mítica Dossier Negro, ha sonreído al comprobar que el regreso del autor de El protegido al refugio del miedo podría haber sido escrito por el guionista comiquero Bill DuBay (y de hecho recuerda mucho a un par de sus trabajos en la Warren).

    Así que sí, La visita es un disfrute para los fans de los comics, y para los de la TV de género porque The Twilight Zone tampoco anda muy lejos, en especial la que tuvo al malogrado Charles Beaumont en los argumentos. Sin embargo, La visita es algo más, algo mucho más estimulante amén de su calculada y exitosa estructura de film de terror: es un doble ejercicio de cinefilia de una magnificencia y honestidad asombrosas. Por un lado, Shyamalan reescribe la crueldad del cuento de Hansel y Gretel desde dos perspectivas: la que ya utilizó Curtis Harrington (y La visita es muuuy Curtis Harrington) en ¿Quién mató a tía Roo? y la más sutil y equívoca del Jack Clayton de A las nueve cada noche y del Robert Mulligan de El otro. El imaginario infantil en choque con el pánico a los adultos; las Caperucitas que temen a la abuelita porque igual es el lobo feroz… o no. Y por otro lado, La visita es uno de los más angustiosos gritos de ayuda de un autor que se sabe atrapado en sus propios tics, su propio estilo y su injusto ostracismo en Hollywood, y encerrado en esa barata casa del found footage en la que parece haberse convertido el género. M. Night Shyamalan habla de sí mismo, de la industria, de estas modas de cine de horror para youtubeístas (las discusiones cinematográficas entre los dos jóvenes protagonistas), y lo hace desde el miedo, en primera persona. Lo hace, además, con apabullante brillantez. ¿Qué más podemos esperar?

    A favor: es un film de terror… y aterra.

    En contra: todos esos que siguen esperando que Shyamalan haga otro El sexto sentido.  

    ¿Quieres leer más críticas?

    Comentarios

    Back to Top