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    ¿Y ahora adónde vamos?
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    ¿Y ahora adónde vamos?

    Hijas de Lisístrata

    por Paula Arantzazu Ruiz

    Si Lisístrata y compañía se declararon en su día en huelga de sexo hasta que loshombres acabaran con la guerra, a las mujeres de Nadine Labaki poco les falta parallegar a esa situación. Claro que el remoto pueblo de Y ahora dónde vamos, cuyonombre y ubicación jamás sabremos, no es la Atenas de Aristófanes, aunque lalibanesa apunte así de lejos. Lo suyo, cierto, es la comedia de enredos y de guerrade sexos, que aspira a ser un musical sin miedo a los ingredientes interculturales.No obstante, tanto color y especia puede provocar, si no se anda preparado, unseñor empacho audiovisual. Advertidos quedan.

    Como sucedía en su puesta de largo, 'Caramel', Labaki encuentra en el idílico pueblodonde tiene lugar la película, y en concreto en su comunidad femenina, el bálsamode lo humano, la risa, la solidaridad, el cariño, la hermandad, en definitiva. Peroun día la inocencia ha de romperse y, cómo no, esa ruptura viene con la llegada dela televisión anunciando un supuesto enfrentamiento religioso que alterará esaalmibarada paz social del pueblo. No es en vano que Labaki señale a los medioscomo el mayor culpable de los contiendas en la zona, como la chispa que enciendela mecha, pero es una lástima que su alegoría pacifista vaya por otros derroteros.Así, al conflicto de testosterona y creencias mediante el costumbrismo , las mujeresresponderán con sus armas, conspiraciones de paz que, entre otras cosas, incluyencontratar a un grupo de vedettes rusas para reconducir los calores del ambiente ytransformar la violencia en alegría de la carne.

    Parece que a las protagonistas de '¿Y ahora adónde vamos?' todo les valga para llevara cabo esa conspiraciones de paz y lograr la calma social, y algo similar sucedecon la colorista estrategia de Labaki. No es algo nuevo, y por fortuna, la cineastase contiene más que en su primera película, pero ahí queda la pregunta de si el finha de justificar los medios. La respuesta, para algunos válida, para otros no, en suéxito en los festivales de cine de todo el mundo.

    Lo mejor: El arranque con la coreografía de las viudas.

    Lo peor: Lo mucho que se gusta a sí misma Labaki.

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