26 de abril de 1986, Pripyat, a pocos kilómetros de Chernobyl.
Es un hermoso día de primavera, Anya (Olga Kurylenko) y Piotr (Nikita Emshanov) celebran su matrimonio entre familiares y amigos. El pequeño Valery (Ilya Iosifov) y su padre Alexei (Andrzej Chyra), ingeniero en una central, plantan un manzano. Y Nikolai (Vyacheslav Slanko), guarda forestal, hace su turno diario en el bosque. Sin embargo, en un segundo, el ambiente de felicidad se ve enturbiado por un incendio en una central nuclear, al que acompaña una lluvia radiactiva negra y pegajosa. Los destinos de cada uno de los personajes cambian por completo. Piotr, enviado como bombero a la central, pierde la vida, dejando a su recién esposa Anya en una ciudad sin ley, donde vagan como almas errantes los pocos habitantes que quedan.
Diez años más tarde, Pripyat se ha convertido en una ciudad fantasma, en donde Anya trabaja como guía turística, Valery sigue los pasos de su padre Alexei, y Nikolai se dedica a cultivar su jardín. Unos personajes que guardan la esperanza de tener una nueva vida, pero que se ven imposibilitados a ello.
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