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    Sácame del paraíso
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Sácame del paraíso

    Comedia con ideas pero sin vehemencia

    por Daniel de Partearroyo

    El desempleo, la ruina financiera, el agujero negro del mercado inmobiliario y la obsesión por los estilos de vida que salen en las revistas reciben un concienzudo repaso deslegitimizador durante los diez primeros minutos de la nueva película de David Wain. Este talento en bruto de la comedia norteamericana actual se había mantenido hasta ahora en la periferia del lazo Apatow, pero pronto se comprueba que ha sabido mantener rasgos propios (y un gran número de sus intérpretes habituales) en su trabajo comercialmente más ambicioso, aunque el resultado final quede muy diluido en un producto excesivamente conciliador.

    Su colega Paul Rudd y Jennifer Aniston ejercen como pareja urbanita de mediana edad dispuesta a vivir en un micro-piso del West Village neoyorquino por una fortuna, pero repentinamente no pueden pagarlo y deben buscar asilo. Frente a la horrible perspectiva de convivir con el arrogante hermano de él, prueban suerte en una comuna neo-new age llamada Elysium, ocasión para enfrentarlos con los más variados y extravagantes personajes. El choque de actitudes y costumbres es esperable, aunque hay que reconocer que el autor de 'Wet Hot American Summer' no consigue que el humor despegue del todo. No obstante, 'Sácame del paraíso' contiene grandes momentos cómicos, sustentados más en la dilatación de espíritu improvisatorio que en la construcción de gags.

    Mención aparte merece la labor de Rudd y Aniston. Ella, con su mujer firme y voluble al mismo tiempo, coloca un título más en la muy reivindicable, poco complaciente —y me pregunto en qué medida inconsciente— revisión de los arquetipos femeninos del cine romántico que se pueden rastrear en su filmografía reciente, con especial parada en 'Separados' y 'Una pareja de tres'. En cuanto a él, vuelve a promulgarse como mejor heredero actual de Cary Grant —9 centímetros de estatura menor, eso sí— gracias a un dominio absoluto e inquieto de la presencia en pantalla, como ya demostró en '¿Cómo sabes si...?', la que algún día será considerada piedra angular de su carrera.

    A favor: El recital físico-bucal de Paul Rudd, los momentos de realidad costumbrista, el dardo hacia la HBO.

    En contra: La necesidad hollywoodiense de dar una clausura redentora a todas las películas.

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