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    Mindscape
    Críticas
    3,5
    Buena
    Mindscape

    Los peligros de la mente

    por Beatriz Martínez

    El pasado Festival de Sitges certificó lo que ya sabíamos desde hacía unos años: Que la producción media de cine de fantástico y de terror está desapareciendo, y que la mayor parte de los directores que practican el género deben o bien montárselo por su cuenta y acudir al low cost, o embarcarse en proyectos internacionales. Dos opciones totalmente contrapuestas que terminan tenido las mismas ventajas que inconvenientes. Más control del proyecto pero medios inexistentes en una, frente a gran despliegue de medios y escaso control de los resultados en otra. Una balanza de difícil equilibrio que a menudo termina provocando que o bien la película quede muy tosca o que, por el contrario, no tenga ninguna personalidad. Por eso, en Sitges el sabor que quedó frente a la cosecha "española" fue un tanto agridulce al ver a buenos directores como Gonzalo López-Gallego, metidos en proyectos tan insulsos como 'Open Grave' que no llevan a ninguna parte.

    El único que consiguió salvarse de la quema fue Jorge Dorado con 'Mindscape'. La película es el primer proyecto de la productora Ombra Films, surgida de las inquietudes de otro exiliado en Hollywood, Jaume Collet-Serra, que pretende establecer un puente de conexión entre España y Los Ángeles para proyectos que logren reactivar las relaciones entre ambos países y que supongan una oportunidad para los nuevos realizadores. Es el caso de Jorge Dorado, que debuta después de una larga experiencia en el departamento de dirección y dentro del cortometraje, con títulos como 'La guerra' (2005), junto a Luiso Berdejo.

    La razón por la que 'Mindscape' logró destacar en Sitges es porque es un producto irrefutablemente solvente, que funciona con la precisión de un reloj y en el que apenas hay fisuras que no se deban, eso sí, a los entresijos de un guion que juega con los estereotipos hollywoodienses del cine de intriga de los últimos tiempos. A pesar de estas fallas irresolubles, la película supone un energizante cóctel de referencias cinéfilas que abarcan desde el cine psicológico de M. Night Shyamalan a los juegos de estructuras mentales de 'Origen', de Christopher Nolan pasando por el filtro del cine detestivesco y negro tradicional y clásicos como 'Recuerda', de Alfred Hitchcock.

    Producción impecable, quizás demasiado, sobre todo a la hora de impregnar de pulcritud una obra que en realidad respira en su interior un poso de incomodidad malsana a través de la historia de dos personajes atrapados en espacios cerrados asfixiantes, uno, el del detective de los recuerdos John (interpretado por Mark Strong) en su propia mente, obsesionado con la muerte de su esposa y otra, Anna (TaissaFarmiga), obligada a permanecer aislada en su habitación por un supuesto trastorno psicológico.

    Los mejores momentos de 'Mindscape' se sitúan precisamente en esas cuatro paredes, en los duelos dialécticos y mentales que se establecen entre ambos personajes que se ponen a prueba constantemente entre ellos. Instantes rodados con una precisión milimétrica y llenos de fuerza e intensidad, sobre todo gracias al espléndido trabajo de los dos protagonistas, que modulan a la perfección la carga emocional de los personajes. Hay detalles diseminados por toda la narración que van configurando un estado de trance (el sonido del agua, las manecillas del reloj, el color rojo, las rosas…) aunque quizás hubiera faltado un poco más de poder hipnótico para crear una verdaderaatmósfera de locura y opresión.

    En ese sentido, sería injusto comparar 'Mindscape' con 'Paprika, el detective de los sueños', la inmensa obra de animación del fallecido SatoshiKon, pero son muchos los puntos que las emparentan, sobre todo en la relación que se establece entre los diferentes niveles entre la realidad y el mundo de los recuerdos, que se entremezclan entre sí hasta casi configurar un estado paralelo. Quizás le falte esa libertad anárquica que corresponde a ese universo mental confuso y enrevesado, ese punto de locura que hubiera conseguido que este thriller trascendiera a su propia fórmula y se erigiera como un producto realmente singular y personal. Aunque a estas alturas, pecar de corrección, casi que parece un acto de sabiduría. Sin duda, nos quedamos con su aliento clásico, con su elegante puesta en escena, con su habilidad manipuladora, y por supuesto con la alegría de saber que los jóvenes realizadores son capaces de enfrentarse a retos nada fáciles como este.

    A favor: La labor tras la cámara del debutante Jorge Dorado y los duelos entre Strong y Farmiga.

    En contra: Los clichés que contiene el guion.

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