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    Canción de Nueva York
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Canción de Nueva York

    Todos dicen I love you en Manhattan

    por Marcos Gandía

    Tras sus dos experiencias en el blockbuster superheroico (The Amazing Spider-Man y secuela), a los que trató, especialmente en el primero de ellos (esa secuencia en plano general y fijo de Peter Parker tratando de pedirle una cita a Gwen Stacy en el pasillo del instituto) de dar un toque teenager y de comedia romántica con poso existencial, Marc Webb ya parece haber regresado al cine independiente, humilde y controlable (por él y no por una retahíla de ejecutivos de la Sony y la Marvel). Sin poder superar todavía aquella maravilla de 500 días juntos, romance, amor y desamor adolescente con una verosimilitud alegórica no exenta de humor adorable, Webb incide en la descripción de la (dura pero emotiva) educación sentimental de sus personajes, jóvenes con ideales e ilusiones que deben enfrentarse a la vida y al tránsito hacia la madurez. 

    Podemos o podríamos reconocer en el protagonista de Canción de Nueva York al ilusionado (y golpeado por Cupido) Joseph Gordon Levitt enamorado de Summer y ya con algo más de edad. No obstante, no estamos ante un trasunto del truffautiano Antoine Doinel, sino ante otro personaje casi clónico, como si a Marc Webb le interesase más ese único momento tan crucial en la existencia de un joven que en seguirle un paso más allá. De eso, de esa edad adulta, ya cuenta en Canción de Nueva York con esas presencias maduras, casi ejerciendo el rol de mentores o padres, de las que destaca evidentemente un Jeff Bridges más allá del bien y del mal, aunque me gustaría señalar, y muy positivamente, a Pierce Brosnan, cuya mirada sí que nos transmite todo aquello a lo que renunciamos (y que añoramos) cuando crecemos y formamos parte del mundo real y adulto. Relato pues de iniciación, que a ratos recuerda a la esencial El graduado (el protagonista se apellida Webb no por el director del film sino por el autor de la novela que diera pie a la icónica película de Mike Nichols: Charles Webb) y en otros es como una aggiornamento del cine de Woody Allen (y una declaración de amor a la ciudad de Nueva York, de nuevo la gran y verdadera estrella del film). 

    Se deja ver con gusto y con una sonrisa de identificación en los labios, pero también es verdad que Marc Webb parece dejarse hipnotizar por esa nostalgia de la adolescencia y los modelos que ha tratado de imitar. Quizás por ello Canción de Nueva York, no dejando de ser una agradable comedia con regusto amargo, no pase jamás a la posteridad. Aunque… ¿es eso necesario? 

    A favor: Otra vez el exquisito gusto en la elección de las canciones por parte de Marc Webb. 

    En contra: Se está volviendo un poco pijo.

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