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    Elvis & Nixon
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Elvis & Nixon

    Choque de reyes

    por Alejandro G.Calvo

    El enfrentamiento personal entre las mayores figuras de la cultura popular es la última tendencia del cine estadounidense de gran presupuesto, es decir, los blockbusters de superhéroes. Si bien la primera mitad del año ha girado en torno a los mamporros de Batman v Superman: El amanecer de la justicia y la ensalada de duelos superheroicos de Capitán América: Civil War, hay que bajar a un escalón de ficciones más humilde, ese donde se recrean acontecimientos reales, para encontrar un duelo equivalente en fuerza icónica: el encuentro entre Elvis Presley y Richard Nixon que tuvo lugar el 21 de diciembre de 1970 en la Casa Blanca. La foto que lo documenta es la imagen más solicitada en la historia de los Archivos Nacionales de EE UU. Ahora, también tiene su propia reconstrucción fílmica.

    En pocas palabras, el placer de Elvis & Nixon reside en ver la interacción entre Michael Shannon y Kevin Spacey en sus respectivos papeles, que cada uno asume con una convicción tan alejada de la suplantación como de la caricatura. No existe ni el más mínimo parecido físico entre Shannon y Elvis, pero el actor de Take Shelter aborda la leyenda del cantante con magnetismo, manierismos controlados y un derroche de autosuficiencia digno de quien vive en otro plano de la realidad. Por su parte, Spacey, que es un consumado imitador de celebridades, interpreta a un Nixon humano y viscoso con la facilidad de quien se libera de todo resquicio de contención y matices respecto al papel de Frank Underwood que lleva varios años ejercitando en House of Cards. Cuando los dos actores se encuentran, es difícil pensar en un diálogo de gimnasia interpretativa más espectacular.

    Elvis & Nixon no nace con mayor pretensión que imaginar su propia versión de la reunión entre el Rey del Rock y el Presidente de EE UU. Si bien la limitación del tema ayuda a aligerar la acción y a entender el tono dulzón pendulante con lo cómico que le aplica la directora Liza Johnson (Hateship Loveship), el guion primerizo de los actores Joey Sagal, Hanala Sagal y Cary Elwes toma la decisión de retrasar el encuentro construyendo su inminente celebración sobre un hilo de suspense (¿accederá Nixon a reunirse con Elvis en la Casa Blanca?) completamente banal (¡ya sabemos que sí!). Aunque todos esos compases previos pueden servir para profundizar un poco más en el retrato de Elvis, personaje con mayor tiempo en pantalla y sobre cuyo punto de vista se construye casi toda la narración, no hacen nada más que postergar artificialmente el auténtico jugo del espectáculo.

    A favor: El encuentro en sí entre Elvis y Nixon.

    En contra: Todo lo demás es puro relleno.

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