Mi cuenta
    Reina Cristina
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Reina Cristina

    Amor en clima frío

    por Marcos Gandía

    Encontrarse al, menos adorado por la crítica progre, hermano Kaurismaki, igual de alérgico que su fraternal colega a ciertos géneros cinematográficos, en un embolado de época como este biopic de la reina Cristina de Suecia, ya es bastante llamativo como para prestarle atención. ¿Uno de esos adalides del cine de autor, del independiente, del neorrealismo con tintes sociales, vendido al cine académico? La respuesta es no aunque se le nota a veces un tanto deslumbrado, cual niño pobre al que le dejan un día subirse al coche de pedales del niño rico, con tanto derroche de escenas de masas, de vestuario regio y decorados ampulosos.

    Lo que de verdad le interesa (y que es algo muy típico de ese cine histórico académico de caligrafía en cursiva que afirman detestar los Kaurismaki) es la parte íntima de esa Historia en mayúsculas, la persona que hay en la monarca, el choque entre su corazón, sus deseos y sus obligaciones como reina. Cosas que ya estaban en La reina Cristina de Suecia, la película de Mamoulian con Greta Garbo encarnando a la soberana sueca y que, pese a su censura respecto a las inclinaciones lésbicas de la monarca, era capaz de mostrar el conflicto entre la persona que quiere ser y comportarse como tal y la que se debe a su figura eternizada en pinturas estáticas. Reina Cristina incide precisamente en eso que nos escamoteó Hollywood: la relación homosexual que mantuvo la gobernante del país escandinavo con una de sus favoritas.

    En ese juego de ocultación, de una doble vida, de reprimir una verdadera personalidad, consigue el largometraje sus mayores triunfos y sus mejores momentos. Pasiones íntimas en los aposentos privados, metáfora no sólo de cómo nos enseñan y explican la historia, sino de la misma condición de un país como Suecia, cuyo pasado le sigue pareciendo algo que debe ocultarse o sencillamente manipularse para que sirva al presente. Esa lectura contemporánea le pone algo más las pilas a Kaurismaki (queda claro que la crítica social es lo suyo) pero no por ello deja de hacer un gran trabajo en las mencionadas escenas íntimas entre las amantes, acaso consciente de que ese tema sigue siendo tabú incluso en sociedades tan aparentemente liberales y modernas como las escandinavas. 

    A favor: el tacto y belleza de sus secuencias amorosas. 

    En contra: las escenas de masas son un poco de manual antiguo. 

    ¿Quieres leer más críticas?

    Comentarios

    Back to Top