Crítica de SensaCine.com para Oh Boy: Retrato de un joven flâneur europeo

De Charles Chaplin a Jim Jarmusch, el retrato de los tiempos muertos y del antihéroe ocioso y flâneur posee una larga tradición en el cine y en ésta se inscribe Oh Boy, la ópera prima del alemán Jan Ole Gerster, con la que ha sacudido, para bien, el cine alemán actual, todavía demasiado ausente en nuestra cartelera. La cinta sigue a lo largo de 24 horas a Niko Fischer, un joven rozando los treinta sin oficio ni beneficio, que vive del dinero de su bien acomodado padre y que no acaba de encontrar su lugar en el Berlín donde habita. En el norte de Europa, parece querer decirnos Gerster, también existe el hastío post-adolescente.

Filmada en un blanco y negro deudor de sus predecesores cinematográficos, en Oh Boy vemos al protagonista cruzarse con múltiples personajes, amigos, familia, su psicólogo, una ex compañera del colegio infantil, un borracho…, algunos más pintorescos y absurdos que otros y siempre en situaciones frustrantes, en callejones sin salida. Cada uno de esos encuentros funcionan como reflejo del ánimo del personaje, pero también de una Europa de ritmo vahído, atravesada por las cicatrices del pasado. Gerster, no obstante, evita el tono melancólico y apuesta por la comedia de sutil enredo, por el embrollo a ritmo de swing y bebop, para hacer más accesible el pathos de su antihéroe. No es difícil sentir empatía por él, aunque en ocasiones parece que circula por algún que otro lugar común. Con todo, el extravío emocional de Niko es cercano y honesto, vivaz, a la vez que nos recuerda las pocas opciones que nuestro presente ofrece. Sea aquí o en Alemania.

A favor: El manejo de sus influencias.

En contra: Que hayamos vivido/visto ya en otras ocasiones algunas situaciones que propone la película.