"Madre, yo al oro me humillo, él es mi amante y mi amado, pues de puro enamorado ando continuo amarillo, que pues doblón o sencillo hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es Don Dinero..."
Amigo, término que se usa para designar aquel individuo con quien se mantiene una amistad; amistad, relación de tipo interpersonal que mantienen dos o más personas que se caracteriza por el afecto, cariño y el amor que los involucrados se profesan entre sí, a lo cual se puede añadir el respeto, admiración y roce madurado por los años a través de todos esos momentos de alegría, diversión y placer compartidos en unidad estable de grupo sólido y querido.
Hasta que llegó Don Dinero y se hizo con el control de las almas de unos sanos individuos convertidos en deleznables alimañas a la caza conjuntada de la presa, mismo rostro, con mente fría y corazón de piedra, pues es mucho el rencor silenciado durante tiempo, fingido por apacible armonía que hacía fáciles las cosas, ahora innecesaria sencillez de ocultar los verdaderos sentimientos pues, la oportunidad de los hechos permite olvidar la educación social de las formas para dar lugar a las verdaderas maneras del lobo y la rapiña en plena persecución de la víctima quien aturdida, injuriada y a la defensiva nada puede hacer para librarse de la trampa en la que ella, por estropicio de sensibilidad desbordante e incontrolada, cae sin remedio ni escape.
De la honra al desprecio un acto, del elogio al insulto dos segundos, del recuerdo al olvido la posibilidad de alcanzar el sueño de una vida de riqueza y fortuna aunque sea a través del sacrificio de un amigo pues, tiempo habrá para consolarse de dicha ausencia con todo lo que la pasta, contante y sonante, pueda proporcionar.
Gracia Querejeta plantea un giro inesperado a la dulce, cordial y encantadora reunión de amigos, un destape de caretas cuyo veraz, sentido y moderado guión va a la par de las francas, absorbentes e intimistas interpretaciones -con una estupenda Maribel Verdú en su postura resignada-, madurez actoral que se refleja en cada escena, con ese relajado andar que se vuelve fuego ardiente de ambiciosa operación matemática en una sola imagen, naturalidad y confianza de presenciar un cuadro estupendo donde cada pieza, aporte y toque sensitivo se ha cuidado con el mismo esmero que su presencia, gramática y visión de grupo.
Juega con la reflexión humana, con el desdén callado, te mueve por la ofensiva y ruin tragedia cuyo inicio es una grata comedia de románticos apuntes, profundiza en la herida cultivada, durante décadas, de quienes decían tenerse apego y querencia, para concluir en un estudio de la esencia humana donde nadie parece salvarse de parecer una sabandija con hambre, todo un complot de matices risueños y amables que vira hacia la venta de lo que haga falta pues todo se compra y todos tienen una etiqueta con un precio disponible.
Sin duda, lo mejor de la cinta es la espléndida actuación de su magnífico elenco de actores que ofrece sobriedad, apetencia y curiosidad a esa primera parte más lisa y llana, hasta que los eventos trascienden lo esperado y la intriga e interés se mantienen ya por si solos, aunque sin superar la tenue y plácida mirada de complacencia moderada.
En todo momento suscribe la serenidad y calma como sus adjetivos estandartes, incluso cuando la máxima explosión ha tenido lugar y los demonios entran en acción, su postura es de sosiego y reposo, gélidad actitud visceral para un achaque que no logra el ataque de intensidad, pasíon y entusiasmo típicos de estos tirantes e inquietantes decisivos momentos; cuidado paisaje, esmerada puesta en escena, óptimos invitados a la fiesta y disfrute de todo su recorrido aunque, en el punto álgido no hubiera estado mal algo más de ahínco, arrebato e ímpetu; en su lugar opta por la prudente representación de un delirio comedido, sentido a medias que provoca la pactada locura de quien negocia con respiración pausada, tranquilidad calculada y mente gélida el futuro a tener por delante.
Gusta y place, puede que no tanto como debiera pero, es tal el gozo de observar la pantalla cuando es abordada por expertos en el arte de su profesión, que se quita importancia al hecho de que la suavidad no alcance plenos de fogosidad esperada; viva excitación insinuada/no servida que, aún así, deja un cálido y afectivo, acogedor y sabroso recuerdo del encuentro.
Tres días que incluyen bonanza y tempestad, prosperidad y amargura, entrar distendido para salir estremecido y crispado de quién es quién, amarga verdad que no estropea una vida futura.
Sólida y segura sólo se moja los pies y las manos, no se atreve a arrojarse, sin precaución, a la piscina, se queda "a vora" donde no cubre y hay flotador a mano, por si acaso; aún así, se la quiere, aprecia y estima.
"La amistad perfecta es de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud; ellos se desean el bien mutuamente en el mismo sentido"..., ¡ya sabía yo que en algo fallaba!