Crítica de SensaCine.com para Inferno: Sobresaltos Eficaces

Pocas cosas gustan tanto en la ficción como las conspiraciones, máxime si apuntan a entidades tan opacas como la jerarquía eclesiástica, a sociedades secretas pseudo-esotéricas o a millonarios dispuestos a eliminar de un plumazo a la humanidad mediante un plan maestro inteligentísimo. Porque, a pesar de que las novelas de Dan Brown sean un pastiche de teorías milenaristas un poco pasadas de vuelta, no cabe duda de que tienen al público de su lado y que Robert Langdon se ha convertido en el profesor y detective de los criptomisterios favorito de muchas personas. Con Inferno, la tercera entrega de la saga, de nuevo con el equipo liderado por Ron Howard y con Tom Hanks, no se sentirán decepcionados.

Para empezar, el arranque de Inferno maneja con solvencia la premisa que desarrolla: una persecución en Florencia, que acaba con un hombre lanzándose al vacío desde el campanario de Giotto adjunto a la catedral, nos lleva enseguida a una habitación en un hospital en la que Langdon está ingresado, medio amnésico y con visiones apocalípticas del infierno según Dante que confunden su percepción. Y es que en esta cinta es La Divina Comedia, la gran obra del poeta renacentista, la que articula el misterio que nuestro protagonista debe resolver, aunque, a diferencia de los anteriores filmes, el texto no es el objeto de misterio, sino un mapa de acertijos que guiará al héroe en una carrera a contrarreloj por salvar a la humanidad. Así pues, en el batiburrillo posmoderno conspiranoico de Brown y Howard, al menos el legado de Dante merece el honor de permanecer intacto. Se agradece.

No sucede lo mismo con los museos de arte italianos que, como era de esperar, sufren robos a mansalva en esta entrega; como tampoco se libra el artesonado del Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio florentino, que también sufre estragos en esa carrera a contrarreloj de los protagonistas. Daños colaterales de un entretenimiento que ofrece, eso sí, escenas de acción resolutivas y divertidas, y a la vez despliega un plantel de personajes con las suficientes aristas y dobleces como para mantener el peso de los giros narrativos de la historia. En suma, Inferno no esconde ninguna polémica de altos vuelos ni tampoco aporta novedades destacadas más allá de la presencia de Felicity Jones, que, por otra parte, aún podría haber dado más de sí; pero en última instancia es la película de la saga cuyo engranaje narrativo funciona mejor. Sobresaltos eficaces, acción milimetrada y clímax visualmente operístico. Poco más se le puede pedir.

A favor: Aunque sea un camino algo trillado, que un magnate quiera hacer desaparecer la humanidad esgrimiendo como razones la mano destructora del hombre, siempre es un buen punto de partida.

En contra: Hay dos o tres transformaciones de algunos personajes de la trama que no consiguen ser muy convincentes.