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    Ricki
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    Beatriz López Velasco
    Beatriz López Velasco

    94.556 usuarios 455 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 25 de mayo de 2016
    Comedia dramática dirigida por el “oscarizado” Jonathan Demme (El silencio de los corderos), con un guion de la también ganadora del Oscar Diablo Cody (Juno, Young adult) y un reparto encabezado por Meryl Streep, ganadora de tres Premios Oscar como mejor actriz y nominada en 19 ocasiones. Demasiadas expectativas para una comedia muy convencional, con cierto encanto pero previsible, donde lo más destacable vuelve a ser la entrega de Meryl Streep y ver de nuevo juntas en pantalla a madre e hija en la vida real Meryl Streep y Mamie Gummer.
    [...] Meryl Streep aprendió a tocar la guitarra con Neil Young para preparar el papel, que canta bien ya lo habíamos comprobado en películas como ¡Mamma Mia! o Into the woods, así que el resultado final es una auténtica roquera, tan convincente y perfecta como cualquier otra interpretación suya. Es una pena que el resto de la producción no acompañe, el guion es un melodrama familiar al estilo de los telefilmes de sobremesa con demasiados clichés, los personajes secundarios tienen muy poca profundidad, las situaciones se sienten forzadas y el tono general es bastante cursi.
    Aunque siempre es un placer ver a la Streep en acción y las escenas en las que toca con su banda tienen todo el encanto de la decadencia, podremos escuchar temas legendarios de Bruce Springsteen, Pink, U2 o Lady Gaga. Al margen de la escenas musicales, la única secuencia digna de mención es el encuentro entre Ricki y la actual mujer de su ex, la persona que realmente a criado a sus hijos y los considera como suyos, un dialogo entre ambas cruelmente divertido donde, por fin, brilla el talento de Diablo Cody.
    El placer de ver a Meryl Streep trasformada en una roquera, tan versátil y talentosa como siempre, en una película entretenida aunque también predecible.
    Raúl C
    Raúl C

    36.834 usuarios 544 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 20 de noviembre de 2021
    Ricki (2015).
    La inigualable sexagenaria Mery Streep nos trae su última cinta dirigida por el responsable de El Silencio de los Corderos (Jonathan Demme). Esta vez, alejándose del thriller, se trata de un drama familiar con el Rock como telón de fondo (o más bien como protagonista), y en el que Streep nos regala su voz junto a su grupo en la ficción, The Flash. Le acompañan el siempre excelente Kevin Kline, y su propia hija que hace ese mismo papel.

    Si os gusta el Rock, id a verla. Temas clásicos y nuevos para todos, desde versiones de Springsteen pasando por Tom Pety hasta Lady Gaga.

    Raúl Cabral.
    Puntuación personal: 6
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    127.244 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    2,5
    Publicada el 7 de septiembre de 2015
    "Soy músico, es lo que soy", lo cual queda claro, lástima que no aborde el ser madre con la misma ilusión y fuerza.
    La familia musical la adora, la sanguínea ni la conoce, las notas suenan fantásticas y vibrantes, el discurso narrativo descafeinado y pobre, ¿es que no puede lograr un pleno?, " es que ¿no se pueden tener dos sueños? No, no se puede", expresa como excusa un guión poco curioso en su propia temática, a quien habría que contestar con sus propias palabras, "...¡si eres feliz creyendo eso!"
    Amor, falta o abundancia del mismo, afecto, cariño y elección, todo gira en torno a ese inmeso y loable sentimiento, amor demandado, amor renegado, ausencia del susodicho, sustitución del mismo, imprescindibles emociones no satisfechas como se espera o cabe, necesidades no cubiertas, alternativas no consideradas, vacío sentimental a rellenar por quien se ofrece voluntario y dispuesto pues siempre estuvo ahí, presente, aúnque no se le estimara ni considerara en su valía.
    "¿Por qué quieres a una fracasada que fracasa la vida de los demás?", porque no se elige a quien se quiere, porque simplemente se hace, porque "da igual que tus hijos no te quieran, ¡estás obligada a quererlos!", vieja, ridícula, desfasada y engordando a la carrera, sí "¡enhorabuena!, eres un monstruo" entre tanta damisela, cuyo mal rollito apenas se saborea ni caldea el ambiente, y cuyo cajón de los desastres no es tan interesante ni indiscreto como se insinua, ya que apenas despierta cuatro recuerdos para relegarlos y devolverlos, al instante, al olvido.
    "A veces un chico necesita a su mamá", y a veces la trama sugerida cojea por evidente debilidad, floja, estéril, ni sensible ni afectiva, amén de un poco fingida y falsa pues hasta el afeitado de cabello de la estrella y sus trenzas son, descaradamente, ficticias, de corte y pega.
    ¿Quiere curar la herida o sólo poner una tirita?, ¿entrar de lleno en el lodo y pringarse, o jugar a tibia y moderada partida de damas donde nadia se altera ni ofende?
    No incide, ni penetra, ni profundiza, apenas se molesta en ofrecer un ligero paseo, amena ruta aunque trivial e insustancial, únicamente juega al titubeo, a la visita incómoda que pronto se marcha, descuida la intensidad del drama, la fogosidad del enfrentamiento verbal, al tiempo que cuida, con cariño y esmero, la performance musical, una combinación de escaso beneficio pues no es suficiente con el sentimiento musical, por espléndida y lograda que esté, la veterana y sabia actriz, enfundada en su disfraz de resistente rockera.
    "No huyas, ¡adelante!", haz tu sonora actuación Meryl Streep, pues a ti está dedicado el guión, por ti se acude a verla y, aunque es palpable tu esfuerzo, no parecen tan absorbentes los beneficios para el público pues, el logro es individual, exclusivo tuyo, los demás son coro adherido como apoyo.
    Tensos y maduros temas se sirven en la mesa, pero los comensales no se manifiestan con credibilidad y agudeza sobre los mismos, circulan con modestia, educación y brevedad sobre ellos para volver, cada uno a su lugar y darle al micro y la guitarra, lo único en que, es obvio, son expertos.
    No sirve como terapia, no tiene validez trágica, no es un emotivo concierto donde tocar todas las piezas y el público aplauda contento, son teloneros aficionados que saben agradar y contentar en el escenario pero, la parte que transcurre en bambalinas, fuera de los focos, ni da para melodrama ni para comicidad espontánea, el fracaso y abandono de una vida familiar no posee coraje, no se siente en su destape, en cambio, la adopción de ese unido clan que comparte ilusión, aventura y empeño de continuar con la pasión de su sueño, se advierte y aprecia con lúcida precisión; tal vez sea porque su responsable, Jonathan Demme, parece llevar la melodía en sus venas pero se olvida de insertar en su razón, la solidez y densidad de un argumento de potentes diálogos y arrebatadoras escenas.
    No hay excitación, ni entusiasmo, ni palpitación acelerada del corazón, hay música, músicos y actuación meritoria del grupo, compañeros a muerte en alegrías y penurias que no se sabe trasladar a la otra parte, a la odisea dramática, descuidada y poco considerada.
    A Bruce Springteen le hubieras encantado en la parte rítmica, de hecho al espectador le fascina, pero el desgaste viene después, cuando sueña el teléfono y la llamada te devuelve a tierra hogareña hace tiempo no catada; allí, la invitación, es menudencia poco lograda.
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