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    Life Feels Good
    Críticas
    2,5
    Regular
    Life Feels Good

    Vida de un santo (tetrapléjico)

    por Paula Arantzazu Ruiz

    Una de las sensaciones en Polonia hace ya dos años y en el Festival de Cine de Gijón de 2014 es Life feels good, trabajo emparentado por su temática con largometrajes como Mi pie izquierdo o La escafandra y la mariposa; obras que indagan en la vida interior de personas que sufren parálisis mental u otros daños cerebrales y que a ojos de los demás, de los sanos, parecen incapaces de comprender lo que sucede alrededor.

    Parecen, porque películas como la de Maciej Pieprzyca se encargan de rebatirlo, eso sí, a golpe de alguna que otra trampa diegética y el clásico sentimentalismo dramático propio del género del biopic. Estructurada en capítulos cronológicos, la cinta sigue al joven Mateusz durante la Polonia de los años ochenta y es su voz, la que jamás escucharemos en la trama porque el chaval no puede hablar, la que nos narra los acontecimientos más destacados de su vida, aquellos que muestran al espectador que estar en una silla de ruedas no significa tener que privarse de los placeres terrenales y anímicos. No cabe decir que los seguidores de interpretaciones intensas encontrarán en la actuación de Dawid Ogrodnik el mejor aliciente para acercarse a ver la película (en lo que ya casi es un cliché del género), pero el trabajo merece ser destacado asimismo por su puesta en escena, entre naïf y melodramática, porque a pesar de que el director del filme se regodea visualmente en algunos momentos en datos hagiográficos del protagonista, su distancia con la cámara en unas cuantas secuencias evita que la película se embarre como otras sí lo han hecho en el lodo de lo políticamente correcto.

    A favor: El retrato de la Polonia ochentera.

    En contra: Que no se libre de los clichés hagiográficos del género.

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