Babak Anvari afirma que, desde que quiso convertirse en cineasta, su sueño fue llegar a Sundance. Pero no imaginaba que lo lograría con su primera película.
El director quería actores que hablasen farsi (o persa) de forma fluida pero sin acento. Por eso buscó a sus protagonistas en todo el mundo, para luego llevarlos a Jordania, donde recrearon el Teherán de los 80.
Es el primer largometraje de Babak Anvari como director.