Glen Miller fue uno de los más famosos músicos de jazz de la "era del swing". En 1925 empezó a tocar el trombón en una pequeña banda de provincias y, después de una gira por pueblos y ciudades, se instaló en Nueva York. Hasta allí llegó su novia para casarse. La boda fue una histórica sesión musical dirigida por el gran Louis Armstrong. A partir de entonces la carrera de Glenn Miller estuvo llena de éxitos.
Una grandiosa película musical que narra la vida de Glenn Miller. El artista y su mujer son la base del film, la muestra de que los valores y la bondad van por encima de cualquier problemática profesional, un matrimonio que sabe lo que es pasar hambre pero que se mantienen fieles y luchan juntos contra todo imprevisto. Hay mucho positivismo, no cae en sensacionalismos baratos o en la ternura americana que busca lágrimas fáciles, es una película mucho más adulta que eso.
Pero como amante de la música y músico, hay algo del subtexto que es fascinante y lleno de sentimiento, Glenn Miller no se conforma con sólo tocar, él busca su sonido, está obsesionado con eso, es una ambición desmedida y no se conforma con cualquier cosa, incluso si esa "cualquier cosa" es sencillamente ya maravillosa, porque para él no es suficiente, no siente que sea una extensión de su alma, y él busca sacar lo mejor de sí mismo en su música. Llega un punto en el que medio-abandona esta búsqueda y cae en lo comercial, en el dinero sencillo, y es su mujer quien le recuerda que él está hecho para hacer historia, que tiene que seguir buscando ese sonido, su propia voz.
La dirección es fantástica, la paleta de colores es preciosa y las escenas musicales son sublimes y cargadas de emoción. Una película increíble de principio a final, tremenda, con un casting muy entregado; James Stewart está siempre sublime, un actorazo de método que sabe darle a su personaje ese toque de humanidad y pureza. No es solo un enorme homenaje al Jazz y a sus figuras (IMPRESIONANTE la aparición del grandioso Louis Armstrong, se me caía la baba viéndole tocar), es también un homenaje al artista, su responsabilidad sobre la música y lo que significa ser uno. PE-LI-CU-LÓN.