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Un visitante
0,5
Publicada el 29 de abril de 2021
Que mala !!, pero que mala!. Muy mala. Me quedo con la original toda la vida. No es una película de horror, es un horror de película. El muñeco parece un dibujo animado, malísimo. Hay casos en que el cgi directamente no va, es así. La original (la primera de la saga) es mucho mejor, no es de las mas grandes películas del cine de terror, pero es mucho mejor y es de terror no de horror comedia mala como ésta. El cine está en decadencia hace ya un 10 años en todos los géneros. Cada día me convenzo mas de que sigo viendo Superman (1978 y 1980), El Padrino (las 3), Jurassik Park (1993), El Exorcista, Matrix, El superagente 86 (la serie), etc. etc., no por nostálgico, sino porque son obras donde se ve gran creatividad y originalidad de una época que a mi parecer fue donde Hollywood tocó techo: mediados de los 70 hasta fines de los 90.
Olvidemos al Chucky que nos quitaba el sueño en los 80: este reboot va por otro camino. La película no busca asustar de la misma manera que lo hacía la original, sino que apuesta por la sátira y la comedia negra. El resultado se parece más a un homenaje paródico que a un intento de repetir la fórmula del terror puro. De hecho, uno termina riendo bastante más de lo que se sobresalta.
El guion se apoya en los tópicos del slasher, pero los retuerce para burlarse de ellos. Sangre hay, y en abundancia, pero la violencia está planteada con tanta exageración que roza lo absurdo. Esa mezcla de humor y gore la acerca a títulos como Scream, donde la diversión pesa más que el miedo. Es evidente que la intención nunca fue devolvernos al Chucky maldito de antaño, sino crear un juguete nuevo para un público acostumbrado a las bromas entre susto y susto.
Tomando esa premisa, el filme funciona como entretenimiento rápido. Los personajes son caricaturas y la historia no pretende tener profundidad, pero la puesta en escena va directa al grano. No faltan los guiños a la cultura pop ni los chistes sobre la tecnología actual, lo que ayuda a mantener un tono ligero y autorreferencial. Es fácil entrar en el juego cuando entiendes que la película no quiere ser seria.
Hay momentos en los que el humor funciona mejor que el terror, y esa es precisamente la clave: reírse de lo que antes daba miedo. Puede que a los fans más fieles de la saga les cueste aceptar este cambio de tono, pero como comedia gore, la cinta cumple con creces. Y aunque no todo encaje, el tercer acto se desata en un festival de sangre que no deja indiferente a nadie.
Al final, Muñeco diabólico (2019) no reinventa el terror ni falta que le hace. Cambia el miedo por la carcajada y abraza el exceso con descaro. Es una película pensada para verla en grupo, con palomitas y amigos, y disfrutar de esa mezcla de risas y tripas volando por la pantalla. Puede que no dé miedo, pero consigue ser exactamente lo que promete: un espectáculo tan sangriento como divertido.