Película USA de , de una duración de 215 minutos, con una valoración de 6/10, bajo dirección de Brandy Corbet y Guión de Mona Corbet, con un presupuesto de 9'6 millones de dollars.
Un falso Biopic de Laszlo Toth (geólogo) ante una imaginativa narrativa que nos adentra en la vida de un arquitecto húngaro-judío que huye a Pensilvania Estados Unidos después de escapar al Holocausto, luchando por el sueño americano y la jaula de sus traumas y adicciones. La película, dirigida por Brady Corbet, utiliza la arquitectura brutalista como metáfora de los conflictos internos y la búsqueda de la identidad del personaje principal. El eje del protagonista se centra en la relación con el empresario millonario Harrison Lee Van Buren (ficticio) y la construcción de un centro comunitario multiusos, así como la sentimentalidad con su esposa Erzsele.
Pero realmente si por algo es conocido Laszlo Toth mundialmente, es por ser un loco que intentó destruir La piedad de Miguel Ángel gritando que Jesucristo como hijo de Dios no tenía madre, en .
Brady Corbet completa un desmedido fresco con aspecto de trabajo aceptable del fracaso que nos sitúa en la piel de un arquitecto.
La persecución de los judíos, la supervivencia en un campo de concentración nazi, la épica de construirse una nueva vida, la dificultad de la creación, el sueño americano, el amor verdadero, la perseverancia, los ideales, la depravación sexual, una relación profesional esclavista, el viaje a Italia, la construcción de la modernidad, es decir, la reconstrucción del mundo, la capacidad transformadora del arte, el poder de las publicaciones, la salvación y lastre de la familia, la necesidad de reconocimiento, y la denuncia de la violación final ¿que es batiburrillo imaginativo que nada explica, o un buen trabajo que nos construye un cuento?
Hay que pertrecharse para 3 horas 35 minutos ante un metraje. En la que se empieza, en esta manía de la oscuridad que va en contra del streaming donde acabara.
Hay algunos planos, pocos, que llaman la atención, pero los estropea probablemente la falta de calidad de la banda sonora ante una película de épica y arquitectura, que intenta jugar con la sensibilidad artística.
Perturbadora e incómoda, no por la historia, que no es especialmente llamativa, sino por sus planos extraños, sin duda originales, pero sobre todo eso: extraños. Hay efectivamente un tono siniestro, gris, triste. Y también efectivamente no hay espectacularidad ni épica ni poesía. No obstante el valor artístico del brutalismo es mostrar la majestuosidad y la fuerza del cemento sin ocultar su naturaleza, por lo que delicadeza no es. Es una historia básicamente triste; y muy lenta; sombría; por momentos absurda; inconexa y veces exageradas.
Queda claro que la segunda mitad es más floja. Es más tostón, aún, lo que te puede llevar a sensación de perdida de tiempo ante lo que te cuenta, en un circunloquio cinematográfico. Y no entiendo muy bien todo lo que ha llegado a ganar, y la perspectiva que ha creado en su emisión.
Muy buena interpretación de Adrien Brody como Toth, tras el pianista y una travesía regulona. En este filme se resarce en un papel melodramático de fantasmas interiores, en la que lleva perfectamente al personaje a donde se le exige, por lo que demuestra que papeles domina y que igual lo que galardona, también lo encuadra como gran actor.