Michael Keaton, siempre en tu equipo
por Sara HerediaEmpecé a ver Con el agua al cuello suponiendo que iba a ser una de esas comedias fáciles de ver con una buena interpretación de Michael Keaton, que siempre es solvente, ya sea interpretando a un doctor adicto a los opiáceos en Dopesick o a un actor en decadencia en Birdman. También cumple en esta ocasión dando vida a un padre desconectado de la vida familiar al que no le queda más remedio que hacerse cargo de sus hijos después de que su mujer entre en una clínica de desintoxicación.
Con el agua al cuello es una comedia fácil de ver, pero me ha transportado a un lugar feliz de un modo que no esperaba. No sé si será su ambientación en la soleada ciudad de Los Ángeles -y que necesito un poco de sol después del invierno- o la trama paternofilial que me toca de cerca, pero esta cinta me ha dado justo lo que necesitaba: una historia sobre que la vida no es fácil, pero tampoco hay nada tan importante como para que no tenga solución.
La escribe y dirige Hallie Meyers-Shyer, que es casi nueva en esto de dirigir -éste es su segundo largometraje- pero conoce perfectamente la industria porque sus padres son Charles Shyer y Nancy Meyers, quienes están detrás de El padre de la novia (1991) y Tú a Londres y yo a California (1998) -hito cinematográfico para cualquier niña de los 90-. Ha crecido entre cámaras y guiones y en su ADN está el filme buenrollista y con mensaje tierno que Con el agua al cuello -Goodrich en su título original- exprime tan bien.
Como decimos, Michael Keaton interpreta a Andy, un marchante de arte al que un día abandona su mujer de manera inesperada. Se ha ido a un centro de desintoxicación para tratar su adicción a las pastillas y, en el proceso, se da cuenta de que no piensa volver con él. Andy se queda a cargo de la galería de arte que tienen juntos y de sus dos hijos mellizos. También está pendiente de su primera hija, fruto de un matrimonio anterior que tampoco terminó bien, que está a punto de ser madre.
Al final, la cinta trata sobre Andy, un hombre ya terminando su mediana edad, descubriendo que lo más importante de la vida son las relaciones con los seres queridos. En el camino aparece más de un cliché y tramas manoseadas. De hecho, si no tienes el 'mood' correcto puede que te parezca una serie de estereotipos que ya has visto en otras partes. Pero, en su conjunto, es una cálida película familiar que se sustenta en el buen trabajo de Michael Keaton.