CIERTA DECEPCIÓN CON ESTA FRANCIA REVOLUCIONARIA
Me revienta ir al cine a ver películas basadas en hechos reales, películas biográficas, e históricas. Me gusta, aprendo y conozco, a veces más que a las personas que tengo alrededor mía, a las que puedo amar u odiar, y no sé qué opción es mejor en esta miserable época. Es por eso (y por más razones) que a veces prefiero aferrarme al cine y los libros, entre otras artes, dónde al menos pueda desahogarme y fantasear cuestionando si otra época habría sido la correcta para mí. Y cuando voy a ver este género me pregunto si es mejor afrontar la realidad de lo sucedido, y empatizar con los afectados creando sentimientos desgarradores, o ignorar y crear lo que para mí sería perfecto, y creo que cualquiera de las dos opciones son tan erróneas como acertadas.
Y por eso no culpo a Ridley Scott, el director de obras maestras como Gladiator (también retocada por él), Blade Runner (toda una fantasía mía en la cuál me muero y renazco) y Alien. También pertenecedor de Los Duelistas: aquella sobre oficiales del emperador francés. Y es ahora cuando ha podido extenderse con él, con uno de los mayores conquistadores del mundo.
Entonces, siendo Ridley Scott el director, mi cuerpo me obliga a acudir a ver sus particulares y proteicas historias. Acudo para ver cómo Napoleón le da competitividad a la excelente y grandiosa Oppenheimer. Quiero ver como mis fibras se revolucionan como el pueblo el día de la guillotina a Maria Antonieta, quiero sentir un Joaquin Phoenix y una Vanessa Kirby inimaginables, porque voy a presenciar unos “hechos” increíbles.
Bien pues, su metraje es de dos horas y cuarenta minutos, y solo siento la necesidad de mirar el reloj en unas pocas ocasiones, no abruma pero durante el visionado me preocupa aburrirme. No se hace eterna pero sí un poco larga. Solo un poco. Pero no me preocupa el tiempo porque no me disgusta.
No obstante, tienen tantos puntos positivos como negativos, sus hechos: ficción y realidad. Todo me resulta confuso para conocer a Napoleón, ese no es el verdadero conquistador. Era alguien más excéntrico, muy perverso, dantesco, admirable y a la vez muy temido. Se ven esos aspectos en él, pero no son analizados y profundizados, puede parecer superficial, y para alguien como él este me lo parece. Mientras que Josefina es todo lo contrario pero tampoco exageradamente, muchas de mis fibras se despiertan con todas esas cartas y sus momentos más temblorosos, melancólicos. Necesitada de pastillas, aunque la época… Ellos hacen de mí un interesado sobre todo el recorrido matrimonial, por las morbosidades que pertenecen.
El guión es escaso fijándonos en la gran extensión histórica que Bonaparte experimentó. Y por lo que escucho Francia no lo ha recibido muy bien. Hasta yo me siento insultado, les comprendo. Es obvio que tiene grandiosos y relucientes momentos que se tienen que presenciar en la gran pantalla: la guillotina, Waterloo y Rusia.
OTRO CONQUISTADOR AL QUE NO SE LE HACE JUSTICIA
Me duele asumir que Phoenix, uno de mis favoritos, no está a la altura de lo que esperaba, no se queda corto, pero tampoco sobrepasa, mientras que Vanessa sí que no me decepciona, la quiero nominada, no sé sí ganadora. Sigo apostando por Oppie y Cilian. Scott deja mucha historia que contar, y espero que en el metraje oficial, alrededor de 4 horas, consiga redimirse, o al menos en un futuro presenciar en la gran pantalla el verdadero retrato del este emperador francés y no volver a la decepción.
-RICHIE VALERO