Tár
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Alonso Moreno
Alonso Moreno

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4,5
Publicada el 1 de febrero de 2023
TÁr o EL DESPÓTICO RUIDO DE LA VIDA

Según Schopenhauer, es inteligente el que sabe interpretar el ruido, el que lo maneja a su antojo. Si bien el filósofo alemán defendía esta afirmación, Todd Field ha llegado para revatirla.

Tár nos cuenta muchas cosas: el ego incontrolable, la democracia fallida en las relaciones interpersonales, la obsesión y el control... Pero, sin lugar a dudas, el tema predominante es el del ruido y, a diferencia de lo que dice el viejo Arthur, somos incapaces de controlarlo.

Ya muy al final de la cinta el director nos revela la verdad más absoluta a través de las palabras de Bernstein: hay emociones que son inenarrables, indefinibles, y solo pueden comprenderse a través de métodos sensoriales. En este caso es el errático pasado y el remordimiento.

Es por esto por lo que la protagonista, al verse sobrepasada por esos ruidos despóticos en forma de un pasado que se cierne entre sonidos, decide evitar cualquier confrontación. Y así como ya lo narraba Bresson en Pickpocket, todo lo que se va, vuelve, ya sea en imagen o en un rumor que hasta cierto punto es silencioso. Y ante ese destino inexorable no queda más que observar hipertérrito el resultado, por mucho que se luche contra él, y esperar a lo que nos depara la vida.

Aunque claro, más vale comprender las consecuencias de nuestros actos antes de recibir al sino en nuestros brazos o el ruido de nuestros actos nos engullirá, por la vía física o por la mental.
Juan Márquez Sánchez
Juan Márquez Sánchez

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3,5
Publicada el 1 de febrero de 2023
Tár es tan temible e inteligente como su protagonista pero su director no parece saber cómo terminar su sinfonía.

Como dice Cate Blanchett en la película "tu trabajo es regodearte en el arte, no cebarte como si fuese pornografía". Por suerte aquí predomina lo primero.
Manuel Flor Pidre
Manuel Flor Pidre

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4,0
Publicada el 31 de enero de 2023
Entré en la sala de cine un poco a ciegas, no quería saber nada de ella para dejarme sorprender, y al entrar en las butacas tuve esa sensación de egoísmo de quererla para mí mismo, pero a la vez la alegría de que hubiera gente en los cines. Con todo esto me dispuse a observar una barbaridad.
Tár es una película que creo que se me va a quedar en la retina y en el imaginario durante mucho tiempo, con sus 90% de cosas muy positivas y su 10% que a mí no me ha parecido tan positivo.
Es “terrorífica” en su ejecución, en su mensaje y en su trama. Como una la vida de una persona de tanto éxito puede pasar a las tinieblas de la locura, de la disociación y el narcisismo más extremo.
Partiendo de la base de que no soy un especialista en música ni de lejos, y que por ello muchas referencias se me escapaban, la manera en la que trata la música en la proyección me parece sobrecogedora. Este arte como algo humano, como algo que nos define, que vive entre nosotros. Además, el director se permite el gusto de introducir temas de actualidad dentro de este arco musical, y que encuadre quedando un guion inteligentísimo (no me extraña la nominación al Oscar).
Esta pasión por la música, vienen acompañada por otras pasiones, que llevadas al extremo pueden resultar oscuras e inquietantes.
La obsesión, cinismo, soledad, falta de empatía, el suicidio, el bullying… muchos aspectos dentro de este mundo que, siendo tabú, se hablan de manera claroscuro en esta película. Por ejemplo, por destacar existe un speech donde se compara el narcisismo y la conformidad que me parece sublime. En este momento me tenía atrapado la pantalla. Había algún aroma a Wiplash y me interesaba indagar en esa trama.
Seguidamente fue tomando unos derroteros que vienen a confirmar mi 10%. Un 2º acto algo denso, carente en algunas escenas de contundencia, pero que hace falta para conectar con un final arrollador.
El final lo dejo para que disfruten ustedes, pero lo de Cate Blanchett (lo siento Ana) es de estatuilla enorme.
Esta actriz es magnífica, todos lo sabemos de sobra. Pero aquí, es algo despiadado. Es un personaje lleno de gestos, de miradas, de roces y de deslices. Y todos esos deslices embadurnados en una mujer obsesa por la música y “chapada” en cuero modo a la antigua. Se enfrenta a las nuevas corrientes de pensamiento juvenil, y crea situaciones donde su incomodidad se utiliza en beneficio de nuestro regocijo.
Puntos a destacar finales son:
1º. El trabajo de fotografía me parece perfecto. Como nos hace crear una tensión aparentemente inexistente simplemente con un movimiento de cámara y un primer plano de ella, y no sé, en si el movimiento y como danza la cámara sobre ella me ha parecido super embaucador tanto al principio como al final.
2º. Varias frases del diálogo que me he visto en la obligación de apuntar como: “Time is the thing”, o un simple “Follow me” en el momento perfecto. O cuando comenta que el narcisismo es el mayor problema para el conformismo en estos últimos tiempos.
En poquitas palabras. Obra maestra.
PD: Cate, destrózame la vida.
Iván Cerezo Cabeza
Iván Cerezo Cabeza

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4,0
Publicada el 31 de enero de 2023
En sus primeros compases, Tár se focaliza en describir a su enigmática protagonista: una mujer lesbiana directora de orquesta que ha conseguido cosechar el éxito, la fama y el reconocimiento que muchos no han logrado siquiera soñar. En un mundo rodeado de hombres, el complejo personaje interpretado por una monumental Cate Blanchett evade la discriminación a las mujeres y niega el machismo en el mundo de la música, mientras asegura que lo único esencial en su oficio es el tiempo, el control del tiempo. De esta forma, todo para o continua si Lydia Tár así lo quiere y lo indica con las manos; un personaje con un intelecto, magnetismo y poder que está aparentemente por encima de las personas y de la vida. Pone así la película de Todd Field las bases para construir su historia, los acordes de una partitura que se construye a través de una historia de auge y caída de manera shakespeariana de una artista, y que gesta a su vez un dilema moral sobre si un/a genio está por encima de la moral y ética imperante en la sociedad. Esta difícil incógnita se abre en la clase magistral que imparte el personaje de Cate Blanchett, escena que cierra así el planteamiento para dar paso al desarrollo del filme.

“Dios nos observa a todos” llega a decir Cate Blanchett refiriéndose a ella misma, una genio divina que tiene el control de la batuta en el escenario, pero que sus actos suponen un conflicto en el tiempo en el que vivimos, en nuestro tiempo. De esta forma, según va corriendo el reloj, salen a la luz actos subversivos de un personaje que es infiel a su pareja y que comete con maldad verdaderos abusos de poder a aquellas personas que la rodean. La ironía que expone Tár es que pese al intelecto de su protagonista, esta resulta una ignorante, pues el verdadero control del tiempo descansa en otro lugar que a ella se la escapa, lejos del escenario y de su arte: el poder del tiempo descansa en las redes sociales, en un vídeo ensamblado de forma manipuladora con retazos temporales para a modo vengativo ofrecer la parte más oscura de Lydia Tár y hacerla caer de su cima.

Field plantea una puesta en escena contemplativa, en la que no pretende explorar la verdadera verdad en los actos de Tár, sino simplemente poner al espectador en medio del conflicto. La mejor forma que tiene el filme de abordar la complejidad de dicho dilema es provocar al espectador una devota fascinación al contemplar la habilidad prodigiosa de Tár en el terreno musical y, al mismo tiempo, provocar también rechazo por la fluidas insinuaciones de la otra cara oscura de la moneda del personaje. De esta forma, Todd Field muestra cómo en el mundo de la creación mientras unos utilizan su posición para abusar sexualmente de algunos, otros (denominados “robots”) alcanzan injustamente la gloria gracias al esfuerzo y talento de los verdaderos artistas. Sin embargo, la complejidad de notas que llega a toca Tár parece desafinar y resiente a una trama en su abigarrada parte final llena de patetismo, en donde el personaje de Lydia Tár vuelve a sus orígenes, en este caso para acabar tocando para una especie de tribu ancestral con grotescos disfraces; un público que comulga y coincide en el tiempo con sus valores.
Mikecine95
Mikecine95

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3,5
Publicada el 31 de enero de 2023
Pocas veces un movimiento de batuta fue tan esclarecedor. Los ignorantes en las artes musicales atendemos entre fascinados y jocosos a los aspavientos de los conductores de orquesta, eso es así. Es innegable que esa profesión (referida por los del gremio directamente como ´Maestro´) resulta sumamente imitable, con el propósito del mero choteo y, en parte oculta, buscando comprender con la replica física la emoción que parece embargar al del podio. Todd Field debe llevar gran parte de su semi-retiro embebido en el estudio de las minuciosas capas de genialidad que atesoran cada vaivén, cada mirada a cualquier sección instrumental y cada arreglo en lengua germánica proferido por los mas grandes directores, y así, como el personaje de Mark Strong, alcanzar un atisbo de esa pura creación antes de descuajaringar al elegido mediante el poder elevado que otorga la estupidez social. Eso o ha pasado 15 años frente al espejo aireando un palo mientras YouTube reproducía un mix clásico. todo vale.
La realidad es que TAR no supone la consagración de Field como el artista que hubiera soñado ni tampoco es la definitiva reivindicación de separar obra y autor, manteniendo ambos ajenos a un mundo ansioso de devorar y vengarse del escaso de ética, aunque la suya sea una muestra firme y atrevida de como negarle a los nuevos razonamientos sus certezas e indague con astucia en los claro-oscuros del genio. Lo que sí confirma es que Cate Blanchett cuando habla lo hace con criterio. Normal que abogue por suprimir la distinción de género en cualquier premio, pues lo suyo ante la cámara consiste en borrar todo atisbo de clasificación genérica encasilladora y así llegar a surgir y trascender. La cámara capta sobre Blanchett un ser que se yergue casi divino, como un animal extinto o un huracán en tus narices. Así es como consigue TÁR sobreponerse a su calculadisima construcción derivada en flojera resolutiva y a las decisiones argumentales con los personajes orbitales que lo acercan al thriller de baratillo, a pesar de los buenos intentos de arrimarse al Polanski de ´the ghost writer´.
Como resumen, es evidente su falta de tino para sintetizar ideas en escenas categóricas en vez de reiterarse entre secuencias de puro brío y otras algo anodinas, pero el resultado de contemplar tremenda lucha del gigante herido atrapado entre los cabos del victimismo representado en las pálidas facciones de la indiscutible merecedora del próximo Oscar ya merece la pena y, a pesar de lo dicho, Field maneja con gusto una puesta en escena impecable que glorifica el combate y lo lleva a tierras de géneros interesantes. Que gran película hubiera sido si la batuta no golpease cuando los instrumentos han dejado de sonar.
Alicia Galiana Martínez
Alicia Galiana Martínez

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4,0
Publicada el 31 de enero de 2023
Inteligente, provocadora, sugerente, valiente y relevante en los tiempos que corren, Tár cuestiona algunos de los dogmas más extendidos y asentados en la sociedad occidental -la cultura de la cancelación, el discurso identitario, la confusión entre persona y artista/obra y creador, el abandono del análisis técnico de las obras en favor de su condena moral- a través de esta radiografía del abuso de poder y de la sociedad en que se contextualiza.

En el centro del relato, una monumental Cate Blanchett (sí, su superioridad interpretativa está fuera de toda duda y no tiene rival ni este año ni en este Siglo) encarnando un personaje multidimensional, psicológicamente complejo y éticamente cuestionable. Field utiliza su viaje y la exploración de su psique como instrumento para hablarnos de todas las cuestiones que pone sobre la mesa durante las dos primeras escenas de la película; y la elección de sus rasgos identitarios, así como de lo que decide no mostrar en pantalla en relación con sus faltas, le añaden mayor profundidad al debate.

Pero Tár no es solo dialéctica y una interpretación sin parangón, los elementos técnicos están al mismo nivel de su guión brillante (salvando la torpeza de la resolución final) y la capacidad de Blanchett: la puesta en escena, la fotografía (sobria pero elocuente), los cambios de tono y hasta de género, todo está ensamblado como un reloj para transmitir al espectador las ideas y sensaciones que el director propone en todo momento.

Una película que roza la excelencia y sólo no la alcanza porque en sus últimos 15 minutos cae en la trampa del efectismo forzado. Aún así, me parece la mejor del año. Su tropiezo final no anula la brillantez anterior.
Roger MM
Roger MM

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4,0
Publicada el 31 de enero de 2023
Tár, la nueva apuesta del hasta ahora desaparecido Todd Field, se suma directamente a la lista de favoritas del público de este año. Siguiendo el ya característico estilo del director y guionista, esta película avanza sin prisa, construyendo un complejo retrato de la vida de Lydia Tár, directora de orquesta brillantemente interpretada por Cate Blanchett. A través de la delicada y sutil fotografía de Florian Hoffmeister, el espectador se deleita con sus sabrosas largas secuencias mientras asiste a un retrato psicológico de la protagonista, a veces incluso onírico.

La película,que se sitúa entre el drama y el thriller, trata temas tan actuales y a la vez eternos como las relaciones familiares, la cultura de la cancelación y los abusos de poder, incluso en el olimpo de la música clásica. Asimismo, la primera mitad del film pone sobre la mesa debates como la separación entre el autor y su obra, y aprovecha para reivindicar la figura del director y la música clásica como una elevación del lenguaje. Poniendo en primer plano el feminismo y la homosexualidad, contemplamos el auge y la caída flaubertiana de Lydia Tár, que sin duda alguna no deja indiferente al espectador. Probablemente, nada de esto hubiera sido posible sin la superlativa interpretación de Cate Blanchett, un papel pensado para ella, que nos lleva de la fascinación hasta el desdén. Todd Field compone una película que igual que la propia Quinta Sinfonía de Gustav Mahler, es una triste melodía que nos muestra la contradicción entre dos mundos, el alegre y el trágico, y cómo este último termina venciendo.
Daniel Cortiñas
Daniel Cortiñas

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4,0
Publicada el 31 de enero de 2023
Dieciséis años ha tardado Todd Field en volver a la realización cinematográfica. El joven pianista al que acude Bill Harford en ‘Eyes Wide Shut’ (1999, S. Kubrick) debutó en 2001 con ‘En la habitación’ para luego, cinco años después, estrenar ‘Juegos secretos’ (2006). Y no ha sido hasta el confinamiento que se ha puesto a escribir un guion única y exclusivamente para Cate Blanchett. Ese texto es lo que se ha convirtido en ‘TÁR’ (2022) una vez que el cineasta recibió luz verde de la productora y de la actriz.

Aún confundido por la confianza en su proyecto, Field se puso a rodar una historia sobre Lydia Tár, una directora de orquesta que ve cómo unas acusaciones sobre abusos que supuestamente ha cometido tambalean su carrera profesional. En un mundo en el que el 99,9% de los abusos llegan por parte de los hombres y con las recientes denuncias contra Plácido Domingo (que recibe una mención en la película), la decisión de que la protagonista sea una mujer es activa. Una decisión que escurre el juicio obvio y busca generar incomodidad, incluso incomprensión, en el espectador. Arriesga la moral, salvando el relato.

Lydiar Tár apunta en la entrevista inicial que la ‘Quinta sinfonía’ de Beethoven no empieza con la octava, lo hace con un silencio. Todd Field hace lo propio con su obra (alargando ese silencio), para luego bombardear a su protagonista con una serie sonidos (el taconeo de unos zapatos, una alarma, un grito…) a lo más puro estilo ‘Memoria’ (2021, A. Weerasethakul), que no son más que reverberaciones internas de una mujer corrompida. Se pasa del inocente drama musical al thriller psicológico en una cinta que estudia cómo el poder es capaz de transformar el género y pervertir la clase. En la estructura piramidal de la música clásica, para triunfar, una ha de convertirse en un hombre burgués, aunque sea una mujer proletaria.

Tiempo. Todo es cuestión de tiempo en ‘TÁR’. Primero lo controlan Lydia y Field. Los planos se estiran todo lo que la protagonista quiera. Ella manda sobre el ritmo, gracias a una Blanchett entregadísima a la causa (ha aprendido dirección de orquesta y alemán para interpretar a su personaje). Luego, cuando el caos entra en la vida de Lydia, solo Field manda en la imagen.
Javi McClane
Javi McClane

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4,0
Publicada el 31 de enero de 2023
‘TÁR‘ está levantando pasiones, ya sea por su recorrido en festivales, o a la hora de cosechar nominaciones y premios, estando nominada a mejor película, dirección o actriz principal, entre otros. Yo tenía cierta curiosidad, ya que había leído que estaba relacionado con los abusos, el ‘Me Too‘, y casos como el de Plácido Domingo, al ser la protagonista una directora de orquesta. Lo que jamás hubiese imaginado, es la vuelta de tuerca que propone el film, siendo sorprendente que no esté levantando más ampollas allí donde se estrena, porque no es lo que parece a primera vista. Y hasta aquí puedo leer.

La película supone el regreso a la dirección de Todd Field, actor visto en films como ‘Twister’ o ‘Eyes Wide Shut’ (es el pianista), y responsable tras las cámaras de dramas como ‘En la habitación (In the Bedroom)‘ o ‘Juegos secretos (Little Children)‘, este último un interesante film de 2006. Casi dos décadas ha tardado en traernos su nueva película, ‘TÁR‘, partiendo como una de las favoritas en los Oscars de 2023, y siendo sorprendente que se haya demorado tanto en ofrecer su última cinta. Hecha la presentación, conviene desgranar el film punto por punto, porque estamos ante un intenso y arriesgado drama que, sin parecerme una obra maestra, sí creo que merece las alabanzas que está recibiendo.

Técnicamente la película ofrece escenas y planos secuencia tan efectivos como elegantes, siendo un gran trabajo por parte del señor Field. No obstante, considero bastante injusta su nominación al Oscar en el apartado de dirección, porque han habido contrincantes muy superiores este año (Bazz Luhrmann por ‘Elvis‘ o Joseph Kosinski por ‘Top Gun: Maverick’, sin ir más lejos), siendo una labor tras las cámaras destacable y digna de elogio, pero que tampoco resulta visualmente impecable. Y es que Field depende mucho de la excelente labor de la siempre maravillosa Cate Blanchett, presentando una serie de planos secuencia (sobre todo en la primera mitad del film) que no tendrían la misma fuerza si no fuese porque la actriz lo da todo, hipnotizando al espectador de forma irremediable. Con otra intérprete menos inspirada, el hechizo no surtiría efecto, quedando claro que la señora Blanchett ha hecho parecer al film mucho mejor de lo que es realmente.

Respecto a la duración, de dos horas y media, se siente algo exagerada, ya que se nota que en los últimos compases de la película se alarga demasiado la historia, con escenas más cortas y abruptas, intentando transmitir la agonía de la protagonista, pero perdiendo el interés de las dos primeras horas. Quizás habría sido mejor cerrar el telón en lo más alto y no presentar un clímax que no está a la altura del resto y que sabe a poco.

Field también se encarga del guion, presentando una primera hora cocinada a fuego demasiado lento, jamás invitando al bostezo, pero sí despistando al espectador ya que, hasta el ecuador de la cinta, no se pone la carne en el asador, y si no sabes de qué va la película de antemano, quizás estés algo perdido y con la sensación de que no está sucediendo nada. Repito, quizás, porque la primera media hora del film es maravillosa, poniendo sobre la mesa una serie de explicaciones y tecnicismos que seguramente no se comprendan si se es ajeno al mundo de la música (como es mi caso), pero que no por ello dejan de fascinar, notándose que Field (también músico) quiere instruir al espectador en un asombroso mundo del que se quiere saber más. Si lo conoces, estás dentro, y si no es el caso, lo quieres estar, y eso se llama magia.

Por no hablar de la sensacional escena (de nuevo, en plano secuencia) en la que el personaje de Cate Blanchett discute con un alumno el eterno debate sobre separar la obra del autor, y el sentido que cobra ese momento cuando se descubre el pastel. En esta escena, Field deja claras sus intenciones y su punto de vista (también ayuda leer algunas entrevistas que ha concedido), siendo una crítica directa a la cultura de la cancelación, tema que también se pone sobre la mesa. Field ha sido muy inteligente, trayendo a debate temas de rabiosa actualidad que aborda con ingenio, maestría y… mucha valentía.

Y es que sigo sin entender cómo es posible que esta película no esté enfadando a cierto sector del público, ya que lo que plantea es la antítesis de lo que se espera de una producción de estas características. El hecho de que el film esté gustando tanto y Field haya recibido tanto reconocimiento por parte de la crítica y los académicos, demuestra que ha salido airoso de tan complicada papeleta, y confirma que los tiempos están cambiando. O al menos, es lo que parece.

Pero la película no sería lo mismo sin la impecable, sobresaliente, espléndida, impresionante y todos los adjetivos que se os ocurran, interpretación de una Cate Blanchett dando un auténtico recital. La maravillosa actriz se confirma no sólo como una de las mejores intérpretes del momento, sino también como una de las mejores actrices de la historia del cine. Y si no me crees, te recomiendo que veas ‘TÁR‘ y luego tomes tu decisión al respecto, porque lo que aquí consigue es incontestable, cargando totalmente con el peso de la película a sus espaldas (hablamos de una aportación omnipresente durante todo el film), y dejando claro que el Oscar es suyo.

Me sabe mal por Ana de Armas (‘Blonde’) o Michelle Williams (‘The Fabelmans’), ambas geniales en sus respectivas interpretaciones, pero el Oscar de mejor actriz de 2023 tiene un nombre y apellido, y ése es Cate Blanchett. Como ya he indicado, sin su aportación, la película no habría recibido tantos aplausos ni habría llamado tanto la atención, confirmando la importancia de un buen reparto, y lo mismo se puede decir de un elenco de secundarios que, si bien no están al nivel de la protagonista, sí ofrecen interpretaciones sólidas y convincentes.

En conclusión, ‘TÁR‘ es un drama que no deja indiferente, destacando por su atrevimiento a la hora de abordar un tema como el del abuso del poder (con todo lo que ello conlleva, como la respuesta del ‘Me Too‘), pero desde otro prisma, uno para el que el mundo quizás no estaba preparado hace un par de años, pero que parece que actualmente sí, cuando las aguas se han calmado. Y es que, como dice Todd Field, «El poder no tiene género. El poder siempre corrompe«. Y creo que con eso está todo dicho. Y bueno, Cate Blanchett… no eres de este mundo. La reina Midas, ya que todo lo que toca lo convierte en oro, y eso no está al alcance de cualquiera. Larga vida a la señorita Blanchett, y larga vida a películas tan valientes como ‘TÁR‘.
Paula Saiz
Paula Saiz

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3,5
Publicada el 31 de enero de 2023
Acabo de salir de ver Tar y desde luego que no me ha dejado indiferente. Desde la increíble interpretación de Cate Blanchett hasta el trasfondo y subtexto de la película. Cómo toda historia, podría decirse que ya se ha contado alguna vez, y con distintos elementos, aunque la ignorancia hacía el mundo de la músics clásica puede ser una de las desventajas de esta película, y cosas que no llegan a comprdender del todo o son inconclusas. A pesar de ellos, recomiendo la película y espero que cada espectador sea capaz de sacar sus propias conclusiones.
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