La población de la isla pesquera de Santa María del Mar está afectada por la pobreza y el desempleo. La industrialización ha mermado el crecimiento económico, y los ciudadanos del pueblo están sumidos por la decepción. Sin embargo, la esperanza resurge con la posible llegada de una empacadora de pescado. Aunque tienen como condición que se instale en la isla un médico, algo que resulta tarea complicada por lo poco atractivo y muy apartado que es el destino. Germán, el alcalde de la isla, perseverará para asegurar la subsistencia del pueblo isleño, y con la colaboración del resto de habitantes intentará "seducir al doctor Mateo a través de importar tradiciones extranjeras como la comida india o el fútbol americano. Cualquier cosa es válida si significa volver a colmar de ilusión y oportunidades lo que una vez fue un paraíso.