Vito y Carla, separados tras una relación marcada por la violencia, solo mantienen contacto por sus tres hijos: Nicola, Rosa y la pequeña Mara. Aunque ambos han rehecho sus vidas, Carla vive con la sensación de haber evitado una tragedia. Cuando Mara desea celebrar su cumpleaños con su padre, Carla supera sus miedos e invita a Vito a cenar.
La velada transcurre de forma inesperadamente armoniosa, entre risas y regalos. Pero al día siguiente, Vito desaparece sin dejar rastro, desatando incertidumbre y reviviendo temores que Carla creía enterrados.