No me siento del todo objetivo al escribir esto, pero es que no quiero serlo. Dražen me ha tocado por dentro, y me ha hecho llorar como hacía tiempo que no lloraba viendo una película. Porque no era solo cine: era revivir a quien, para mí, siempre ha sido mucho más que un jugador de baloncesto. Dražen era mi ídolo, mi referente, mi héroe. Y este filme, aunque imperfecto, consigue que esa figura vuelva a latir en la pantalla.
La propuesta no es un documental ni una crónica deportiva. Es un retrato íntimo, centrado en la persona, no en el mito. Acierta cuando muestra la relación con su familia, especialmente con su madre, y cuando se detiene en esa pasión casi obsesiva que tenía por entrenar, por mejorar, por alcanzar lo imposible. Verle de niño, tan cabezota y tan sensible, me ha roto. Porque ya sabíamos cómo terminaba su historia, pero aquí han decidido no recrear el accidente, sino recordarle como lo que fue: luz, no sombra.
El trío de actores principales está a buen nivel, pero tengo que destacar a Zrinka Cvitešić, que borda el papel de Biserka Petrović. Qué fuerza, qué ternura, qué matices. Y también Romina Tonković, que da vida a Renata, el gran amor de Dražen, con una dulzura que hace daño. La historia de ambos es sencilla, pero conmueve. Y aunque el guion no siempre profundiza, logra dejar huella en lo emocional.
No todo es perfecto. Hay ausencias llamativas —como partidos clave de su carrera o etapas con la selección—, y algunos tramos parecen hechos más para cumplir que para emocionar. La parte en . pierde fuerza respecto al comienzo, y quizá se echa en falta más ambición visual o un cierre menos edulcorado. Pero incluso con todo eso, la película logra algo que pocas consiguen: que salgas del cine con el corazón apretado y el alma llena.
Dražen no es solo un biopic. Es una carta de amor a un tipo irrepetible. Una película que, aunque se queda corta en lo histórico, acierta de lleno en lo humano. Y por eso —porque me hizo llorar, porque me hizo recordar, porque me hizo quererle aún más—, para mí, ya es especial.