Tiene algo de Abierto hasta el amanecer pero ambientado en los años 30. Vampiros, gángsters, violencia, coreografías... todo mezclado con una energía que a ratos funciona muy bien, y en otros momentos no tanto. La verdad es que esperaba más, quizá por cómo la vendían, y en ese sentido me ha decepcionado un poco.
La historia arranca con fuerza, con estilo, con mucha actitud. Pero a medida que avanza, esa potencia inicial se va diluyendo. Hay tramos donde parece que todo va a explotar y, sin embargo, se queda a medio gas. Como si la película no terminara de decidir qué quiere ser. Aun así, se deja ver.
Lo que sí me ha encantado es la música. Es brutal. No solo acompaña bien, sino que a veces directamente sostiene el ritmo y da cuerpo a escenas que, sin ella, serían bastante más planas. De hecho, sin esa banda sonora, la sensación general sería mucho más floja.
Visualmente tiene momentos potentes y un reparto entregado. Pero no termina de cuajar del todo. Es entretenida, sí, pero no memorable. Se disfruta mientras la ves, pero no deja mucha huella cuando acaba.
Le reconozco estilo y personalidad, y por eso la salvo. Pero con un montaje más afinado y algo menos de dispersión tonal, podría haber sido una película mucho más redonda.