Downton Abbey: El gran final
Críticas
3,0
Entretenida
Downton Abbey: El gran final

El final. Otra vez

por Andrea Zamora

¿Terminan las cosas acaso alguna vez? ¿Existe de verdad el final? En el universo Downton Abbey parece que no, parece que a su creador Julian Fellowes le cuesta dejar de una vez por todas a los aristócratas de la familia Crawley y a sus sirvientes. La serie, que luego se convirtió en franquicia con una saga de películas, ha tenido un final en la pequeña pantalla y ahora lo tiene, de nuevo, en la grande. Esta ocasión, si atendemos al título, la cosa apunta a ser definitiva.

Downton Abbey: El gran final, la tercera entrega cinematográfica de la saga, arranca con Mary Crawley (Michelle Dockery) enfrentándose a las consecuencias de su divorcio, algo que pilla por sorpresa a muchos. También a la idea, ya cada vez más cerca, de convertirse en la heredera de la mansión de la familia. Su situación, aunque no igual, es parecida a la del resto de personajes que pululan por el filme, desde los ricos a los pobres.

La película, dirigida por Simon Curtis, trata sobre legados, sobre suceder a alguien con todo lo que eso conlleva: primera veces, nuevas ideas, nuevas formas de hacer y la presión de estar a la altura. Hay herencias en el trabajo -personajes que se jubilan o mueren y cuyos cargos ocupan otros- y en los títulos nobiliarios. Y eso supone cambios: de domicilios, de rutinas y de compañeros de vida y de jornada.

El terremoto Julian Fellowes

Los protagonistas de 'Downton Abbey: El gran final' Universal Pictures
Los protagonistas de 'Downton Abbey: El gran final'

La tercera entrega cinematográfica de la saga es un terremoto: Fellowes cuenta cómo los personajes cambian radicalmente de sitio. Las piezas, cuando termina la película, ya no están donde lo han estado estos 15 años. Esto, que ocurre ya en la recta final del filme, es lo más destacado. Por eso, la película se siente algo un poco innecesario, un proyecto que quiere contar algo interesante, pero que se extiende más de lo que hace falta.

Como despedida, Downton Abbey: El gran final acierta a medias. Cada personaje tiene tiempo en pantalla para poder decir adiós, sí, pero en ocasiones parece un mero trámite más que una forma de honrar el largo viaje de todos ellos. Como drama histórico, Fellowes sí convence. El creador demuestra lo bien que se le da pellizcar el pasado para desarrollar las tramas de algunos de los personajes. La marginación a la que se enfrenta Mary Crawley por su divorcio y la posible ruina económica de algunos de los aristócratas es de lo más interesante. La parte de los sirvientes, salvo excepciones, es lánguida y débil.

Para los fans más veteranos, Downton Abbey: El gran final será un regalo. Para los que no están tan enganchados a los Crawley y compañía, no sé si van a salir muy satisfechos.

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