no por nada ganó 7 óscar.
los créditos iniciales, concebidos con un virtuosismo visual admirable, marcan desde el comienzo el tono de una obra que despliega una de las canciones más icónicas de la historia: 'the entertainer'. no sorprende que esta partitura le valiera el óscar a marvin hamlisch, pues se integra con tal energía y precisión que potencia cada instante. la ambientación sonora, vibrante y trepidante, actúa como un motor narrativo que guía al espectador con firmeza.
visualmente, 'the sting' es un espectáculo fascinante. su composición de planos, el cuidado en los encuadres y el diseño estético alcanzan una magia pocas veces lograda en la gran pantalla. la dirección, impecable, construye atmósferas de tensión y de ligereza con una fluidez admirable. la célebre secuencia de póker, aun para quienes desconocen el juego, se erige como una de las más tensas e intensas del cine moderno.
las interpretaciones brillan con luz propia, con un robert redford en estado de gracia que devora cada escena en la que aparece. la química entre los personajes, perfectamente escritos, dota al relato de una solidez narrativa difícil de igualar. momentos de emoción genuina se entrelazan con pasajes de gran intensidad dramática, conformando un equilibrio ejemplar.
el desenlace, ejecutado con una precisión admirable, refuerza la sensación de estar ante una obra mayor. la puesta en escena, cuidada hasta el último detalle, subraya la maestría de una dirección que no deja resquicio al azar. en definitiva, 'the sting' es un ejercicio cinematográfico sobresaliente, una muestra de cómo el cine puede ser, a la vez, entretenimiento vibrante y arte en su máxima expresión.
no es casualidad que en 1974 conquistara 7 premios óscar, incluido el de mejor película del año, consolidándose para siempre como un clásico imprescindible del séptimo arte.