La muerte de Roberto Calvi (Omero Antonutti), el presidente del "Banco Ambrosiano", es uno de los momentos más importantes de la lucha entre los poderes visibles e invisibles durante los años 70 y 80 en Italia.
La película recrea las relaciones entre Calvi y el Obispo Marcinkus (Rutger Hauer), presidente del IOR (El Banco Vaticano). Calvi, ayudado por el Obispo, transfiere secretamente el control del "Banco Ambrosiano" a compañías extranjeras conectadas con el banco, creando una inmensa deuda debida a transferencias secretas. Perseguido por los jueces y los inspectores del Banco de Italia que han descubierto sus operaciones, Calvi intenta desesperadamente evitar el colapso financiero usando múltiples trucos: intento de suicidio, sobornos a jueces, etc.
Finalmente, a pesar de las amenazas que recibe, Calvi escapa ilegalmente a Londres, donde es encontrado colgado por sus enemigos bajo el puente Black Friar.
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