Crítica de SensaCine.com para Dos policías rebeldes II: Los chicos malos vuelven, ¿por qué?

'Dos policías rebeldes' podía (tan solo podía, no quiere decir que la tuviera) tener algo de gracia por la novedad, no tanto de lo que planteaba como por cómo lo hacían Martin Lawrence y Will Smith: sin aportar nada nuevo a las buddy movies vía policías, parecían conectar con el público con sus chistes, con su humor. Michael Bay y Jerry Bruckheimer orquestaron una producción en la que lo anterior se daba la mano con la acción más o menos de una manera equilibrada, cuyo resultado era una película horrenda pero que funcionaba con respecto al gran público al entregar todo lo que este podía esperar.

La segunda entrega, 'Dos policías rebeldes II', es lo mismo que la anterior pero triplicado. Es sabido que normalmente en Hollywood las segundas partes no suelen aportar nada sino que viven de los elementos de la primera entrega aumentándolos en busca de un mayor reclamo comercial. En este caso se trata de añadir más acción, más chistes, más explosiones, y, sobre todo, más minutos: ciento cincuenta minutos de duración, algo casi insólito teniendo en cuenta que 'Dos policías rebeldes II' no cuenta absolutamente nada. Habrá a quien le entretenga el ruido y la testosterona que emana de sus imágenes y le hagan gracia los chistes machistas, sexistas, racistas (aunque sean dos negros), homófobos, y, en definitiva, estúpidos, que surgen de la boca de sus protagonistas. Todo es posible. Pero lo cierto es que se trata de una de las peores películas de su director y estamos hablando de uno de los más malos de los últimos cien años.

A favor: Nada en realidad, salvo la capacidad de Jordi Mollá para hacer el ridículo cuando se propone.

En contra: Pues todo, es horrible.