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    La Residencia
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    Borja D.
    Borja D.

    14 usuarios 28 críticas Sigue sus publicaciones

    4,0
    Publicada el 23 de junio de 2020
    ¿Quién dijo que el cine español no tenía grandes obras maestras? ¿Quién, en alarde de puro esnobismo, menosprecia el cine español día sí y día también? Para todos esos pesudo-entendidos (ya que creo que casi todo cinéfilo es, en el fondo, un ignorante del séptimo arte), les recomiendo que vean “La Residencia”. Chicho Ibáñez Serrador logra crear una de las grandes películas de la cinematografía española. Y lo hace, ojo con la osadía, con un “género menor” a la hora de catalogar esas grandes obras maestras: el terror.

    Es cierto que los años han pasado e influido en la percepción del filme, pero la forma en la que Ibáñez Serrador emplea el género de terror para reflexionar sobre la sexualidad de la época es sencillamente sublime. Ya no sólo por esa forma de eludir la censura de la época; sino porque logra en menos de cien minutos elaborar reflexiones acerca de diferentes inclinaciones sexuales, del la germinación del apetito sexual, de la opresión de este, etc. Es una película producto del tiempo en el que fue gestada; y aún así, todavía hay cuestiones que continúan a estar en el ojo del huracán y seguir generando debates y, en muchos casos, polémicas absurdas, como es el caso de la homosexualidad.

    Además, Ibáñez Serrador muestra los problemas que surgen en cuanto alguien ejerce un poder autoritario y rígido, cortando las libertades tan necesarias en la etapa adolescente. Obviamente, aquí influye el reparto, en el cual destaca Lilli Palmer como directora inflexible de la residencia.

    Todo ello se consigue gracias a una puesta en escena muy rica en detalles y sonde la planificación previa queda patente. Baste con tomar como ejemplo, ese primer plano secuencia inicial en la que el director no sólo nos muestra determinadas relaciones y atributos de los personajes que habitan la residencia; sino que también nos muestra a esta, que de hecho, puede ser considerado como un personaje más en la trama. En esta mencionada puesta en escena, hay espacio para todo: para el drama juvenil, el suspense, el erotismo y obviamente, el terror.

    Lógicamente, para generar esa sensación de inquietud y angustia en el espectador, Ibáñez Serrador emplea de forma inteligente la luz, dando preponderancia a las sombras, escogiendo que mostrar y que no; al sonido, jugando especialmente con el silencio, y con el montaje, bien a través de una concatenación lenta de planos, o bien, mediante un montaje frenético. Ese acelerar y frenar del tempo narrativo es el que genera, de forma inconsciente, la tensión en el espectador.

    Por otro lado, y lamento el ser reiterativo, pero es que ‘La Residencia’ es una película sumamente rica en detalles, donde la mencionada cuestión de la sexualidad sólo puede ser explicada con el apoyo visual de fotogramas. Un cruce de miradas, un simple gesto o sonido, una determinada posición de la cámara, etc. Cuestiones tan simples y que. Sin embargo, lo cuentan todo. Y ojo, con esto no quiero decir que haga falta tener una actitud sumamente activa para discernir esa información subliminal. No. Está ahí. Sólo hay que ver e interpretar.

    Por lo tanto, todo aquel que no haya visto ‘La Residencia’ está tardando, poruqe es una de las grandes películas ya no sólo del cine español, sino del cine en general. Me atrevo a decir que si el que firma la película no llegase a ser Chicho Ibáñez Serrador, y lo firmase el director de moda X, estaríamos hablando de una de las grandes obras del cine. De esas que marcan un antes y un después.

    Y no nos equivoquemos, la filmografía de Ibáñez Serrador es tan importante, que sin ella no se puede entender el cine Nacho Vigalondo o Paco Plaza, y así un largo etcétera. Es más, Tarantino, uno de los grandes cineastas contemporáneos e influencia de numerosas generaciones posteriores, tiene en alta estima la obra de Ibáñez Serrador. Por eso creo que hay que reivindicar su figura. El cine de género español, concretamente el terror, le debe su auge y su consolidación a este hombre que pese a filmar sólo dos (una lástima) películas, ambas sumamente arriesgadas para el contexto sociopolítico de la época. Por todo ello, creo que hay que reivindicar su figura.

    Chicho Ibález ha sido una de los grandes cineastas que ha dado el CINE:
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