Los pasos perdidos

Mónica Erigaray es una joven argentina de veinte años que vive con sus padres, Ernesto e Inés, en España, mucho tiempo después de marcharse de Argentina. En mitad de la vida tranquila que llevan, aparece Bruno, un famoso escritor que reclama a Mónica como su nieta Diana, que fue arrebatada a su hijo durante las desapariciones que ocurrieron en la dictadura militar. Bruno es atacado por los matones pagados por Ernesto, que resulta ser "El sapo", un agente del gobierno encargado de los asuntos más turbios. Después de que los Erigaray sean detenidos, y se conozca la identidad de sus verdaderos padres, Mónica vuela a Buenos Aires para visitar a su abuelo.