Voces dóciles
por Paula Arantzazu RuizCada vez hay más largometrajes que insisten en demostrar cómo la experiencia artística supone una educación de mayor calidad: ‘El club de los poetas muertos' (Peter Weir, 1989), ‘Billy Elliot' (Stephen Daldry, 2000), o la que nos ocupa, ‘Los chicos del coro', celebérrimos ya por toda Francia y en expansión por el resto de Europa. ¿Sus armas? Voces angelicales en vidas desafortunadas: la fórmula perfecta para conseguir dar en la diana de incluso el corazón más avaro. No hay que menoscabar las buenas intenciones del filme, que son muchas y para hacer gala, pero, por desgracia, el cine no se alimenta de sentimientos sino de imágenes, y en esta asignatura Christophe Barratier aprueba justito. ‘Los chicos del coro' nos enseña que en las situaciones más desesperadas hay una brecha de esperanza, pero apenas nos deja ver a esos chicos del coro fuera de la mirada paternalista con la que se narra la película.
A favor: la bonita moraleja de la película.
En contra: la sempiterna mirada paternalista de este tipo de películas.