Últimas opiniones sobre El hombre que mató a Liberty Valance

Poco más se puede decir de esta obra maestra con un james Stewart y John Wayne insuperables película con un guión extraordinario y unos planos estudiados al milímetro propios de la genialidad de John ford obra maestra

Una profunda meditación sobre el mito, la verdad y la civilización. Con un elenco estelar liderado por John Wayne, James Stewart y Lee Marvin, el maestro Ford nos atrapa con su atmósfera melancólica y su estilo narrativo no lineal, y con una historia que se despliega a través de los recuerdos del senador Ransom Stoddard (James Stewart), quien regresa al pequeño pueblo de Shinbone para asistir al funeral de su viejo conocido Tom Doniphon (John Wayne). Un viaje retrospectivo donde la verdad se desvela gradualmente y revela las complejidades de los héroes y los villanos.

"El hombre que mató a Liberty Valance" es una dolorosa exploración de los mitos fundacionales de Occidente, una película que cuestiona la idea de que la verdad siempre prevalece, descifrando de qué forma la leyenda puede ser más poderosa que la realidad para construir una sociedad civilizada. El maestro no teme desafiar las convenciones del western, y presenta a un héroe que no es el paradigma del vaquero osado o audaz, sino un abogado idealista que busca el progreso a través de la ley, y no de la violencia.

John Wayne dibuja uno de sus papeles más complejos y memorables encarnando a Tom Doniphon, con una mezcla de estoicismo y vulnerabilidad, que lo convierte en un personaje trágico y heroico a la vez, mientras que James Stewart aporta su característica honestidad y dignidad a Ransom Stoddard, mostrándonos la evolución de un hombre que sacrifica su propia verdad por el bien común. Lee Marvin es sencillamente aterrador como el villano Liberty Valance, un forajido despiadado que representa la anarquía del viejo Oeste.

Ford utiliza la paleta monocromática del blanco y negro para acentuar la atmósfera sombría y la atemporalidad de la historia. Cada encuadre está cuidadosamente compuesto, cada plano tiene un propósito, y la narrativa fluye con una maestría inigualable en un western atípico, una reflexión profunda sobre la civilización y el sacrificio, y un testimonio más del genio de John Ford.

Es totalmente imprescindible,,verla en algun momento de tu corta vida,,, porque es una JOYA del CELULOIDE ¡¡

Una reflexión sobre el peso del éxito y el fracaso

Escribir sobre uno de los grandes mitos del cine de todos los tiempos es un ejercicio mucho más difícil, de lo que a priori, cabría esperar.
Esta película, con el cierto toque de “teatralidad” que tienen muchos de los films clásicos, de hecho, esta casi toda ella rodada en interiores y la escena inicial del asalto a la diligencia, comparado con los efectos de producción modernos, más parecería una escena de "aficionados" (todo esto dicho con el máximo de los respetos y dentro de su contexto) puede hacerte creer que estas ante una historia simple y relativamente previsible.
Pero como casi todos los filmes que han elevado la categoría de hacer cine a algo mágico, a algo que pudiéramos llamar arte, a algo más que a hacer películas, esta cinta muestra en sus dos horas de duración, y de forma brillante, clara, sin retoques, sin efectos y sin recargados trucos de cámara una idea que va más allá de un western, esto es, el peso de la gloria que algunos hombres soportan en sus vidas, y el triste deambular que para otros ha sido la suya. Y en muchas ocasiones, simplemente, la diferencia está en algo tan pequeño como puede serlo un gesto, una casualidad, una acción, o un acto de valor.
La gloria, algo a lo que muchos han querido llegar a lo largo de sus vidas, en muchas ocasiones, sin importarles
el vender su alma a cambio, se muestra aquí como el peso de la conciencia, la amargura y la tristeza de un hombre que no quería para sí mismo tal honor, simplemente ser un hombre justo.
Y es precisamente eso lo que le dan la verdadera medida a este filme.

Daría igual que esto fuera una película ambientada en el oeste o de ciencia ficción, lo importante aquí es como se trasmite el pesar que los personajes llevan consigo, esa cruz que por muy alto que se eleven no les deja de recordar que una vez simplemente fueron una camarera y un lavaplatos.

Una de las tres mejores películas jamás hechas. Consta de los míticos John Wayne y James Stewart y el mejor director del cine, John Ford.