"El Silencio De Los Corderos" es un magnífico y brillante thriller psicológico dirigido por Jonathan Demme y protagonizado por Anthony Hopkins, Jodie Foster y Ted Levine.
Un asesino en serie que arranca la piel a sus víctimas tiene en jaque a la policía. Para intentar atraparlo, recurrirán a Clarice Starling, una brillante licenciada universitaria, que aspira a ingresar al FBI. Su superior la enviará a visitar al Dr. Hannibal Lecter, ex psicoanalista y asesino encerrado, para tratar de entender el patrón criminal. A mediados de 1987, antes de que Thomas Harris publicara su novela "The Silence Of The Lambs", lo que finalmente ocurrió en mayo de 1988, Orion Pictures se asoció con el actor ganador del Oscar Gene Hackman para adquirir los derechos. Hackman acordó dividir el costo de los derechos a partes iguales, con la condición de dirigir y protagonizar, en el rol del agente Jack Crawford, el hipotético film. Sin embargo, además de los derechos de la novela, se requería comprar los derechos del personaje del Hannibal Lecter, propiedad del legendario productor Dino De Laurentiis. Debido al fracaso comercial de la primera adaptación de "Red Dragon" (1981) de Harris, "Manhunter" (1986) a cargo de Michael Mann, De Laurentiis no se complicó y cedió los derechos a Orion de forma gratuita. En noviembre de 1987, Ted Tally ("Red Dragon", 2002) fue contratado como guionista, pero cuando llevaba la mitad del primer borrador se enteró de la renuncia de Hackman al proyecto y, por tanto, de la financiación.
Sin embargo, Mike Medavoy, alto ejecutivo y cofundador de Orion confirmó que el proyecto seguía en pie y encargó a Tally que siguiera trabajando en el guión mientras buscaban un nuevo financiador y un nuevo director. Luego de asegurar el presupuesto, que fue finalmente de US$19 millones, Orion anunció la contratación del director Jonathan Demme, hasta entonces de discreta carrera cinematográfica con algunas comedias rentables como "Something Wild" (1986) y "Married To The Mob" (1988). Lo cierto es que Orion necesitaba a un director de oficio, que supiera trabajar con presupuestos moderados y con una actitud propositiva con el desarrollo del guión y la selección de los actores protagonistas, y Demme calzó perfectamente para el puesto porque no se complicó con el hecho de que el guión estuviera inacabado y que la temática fuese tan violenta, leyendo la novela rápidamente para aceptar la propuesta y ponerse a trabajar. Hasta el estreno de "The Silence Of The Lambs" (1991), durante la década de 1980 el thriller psicológico atravesaba una severa crisis estructural narrativa. Muy atrás habían quedado films como "Taxi Driver" (1976) de Martin Scorsese, "Le Locataire" (1976) de Roman Polanski y "The Shining" (1980) de Stanley Kubrick, y el vacío había sido cubierto por el slasher con "Halloween" (1978) de John Carpenter, "Friday The 13th" (1980) de Sean S. Cunningham y "A Nightmare On Elm Street" (1984) de Wes Craven y el explotation de serie B con uno que otro título interesante como "Henry: Portrait Of A Serial Killer" (1986) de John McNaughton, que no fue estrenada hasta 1990 luego de una serie de desacuerdos con la MPPA, entidad reguladora y censuradora. En una sociedad como la estadounidense que poco a poco había perdido la inocencia y el asombro con los asesinos seriales como Ted Bundy y Jeffrey Dahmer, el nuevo enfoque analítico que proponía el film de Demme revitalizaría y revolucionaría el subgénero.
De esta forma, este enfoque cinematográfico proponía hacer partícipe al espectador de los métodos para analizar, estudiar, clasificar y establecer parámetros de conducta de los asesinos seriales, con la fascinación y morbo que eso conllevaba y que serviría de punto de inflexión e inspiración para otros insignes thrillers de asesinos seriales de la década de 1990 como "Se7en" (1995) de David Fincher, "Funny Games" (1997) de Michael Haneke, "American Psycho" (2000) de Mary Harron. Hacía rato que los asesinos seriales habían dejado de remitirse a casos aislados y ahora se reproducían diariamente como si de tumores y un consecuente cáncer se tratara, ya fuese por factores sociales, económicos o culturales, y el gran mérito de "The Silence Of The Lambs" (1991) estaba precisamente en realizar una cruda y fascinante radiografía al respecto. A este enfoque pertinente y realista de una sociedad pasiva a la proliferación de asesinos seriales y modernista y crudo sobre las características que definen a dichos criminales, hay que sumar otro gran mérito al guión de Tally y a la visión de Demme, que es la capacidad de generar horror. No obstante, es una película que no se guarda nada sobre la crudeza y violencia con que actúan los asesinos seriales, brilla esencialmente por su enorme capacidad de incomodar y perturbar sin llegar a recurrir al morbo excesivo y al gore más explícito. La mayor parte de las secuencias que denotan violencia son más bien sugerentes e implícitas. Por ejemplo, la escena en la que Chilton le muestra a Clarice una fotografía de cómo Lecter dejó a una enfermera que se le acercó demasiado, que el director no muestra. Otra secuencia similar nos muestra cómo Lecter muerde la cara de uno de sus guardias con el actor secundario dando la espalda y otro siendo apaleado brutalmente fuera de cámara con una luma por el psicótico caníbal.
Sin embargo, un inteligente Jonathan Demme confesaría haber tomado del clásico "The Texas Chainsaw Massacre" (1974) de Tobe Hooper. Éste se refiere a que el espectador necesita ser sometido al menos a una o dos postales perturbadoras para mantenerlo sumido en la vorágine real de violencia del film. Estas escenas, insertadas con una precisión quirúrgica por Demme según el guión de Tally, las encontramos, por ejemplo, en la asquerosa escena en que un convicto vecino a Lecter simula estar enfermo y al acercarse ella le lanza semen en la cara. También, la secuencia en que vemos a Buffalo Bill manipula y cose la piel encurtida con la que está armando su traje de piel. Cómo no mencionar la brutal y explícita escena del oficial eviscerado colgado como un ángel sobre la celda de Lecter, inspirada en el cuadro expresionista "Painting" (1946) de Francis Bacon. Otra temática interesante del guión, bastante más sutil y sugerente en cuanto a secuencias, es la vulnerabilidad inicial de Clarice desde que se le asigna la misión de entrevistarse con el Dr. Hannibal Lecter. Demme hace hincapié en ello, primero, en la lucha que la aspirante a detective del FBI debe lidiar en un ambiente (policial) dominado completamente por los hombres y en el se le reduce sólo a un bonito rostro. El director introduce tres escenas notables al respecto, la primera en el prólogo cuando Clarice se dirige a la oficina de Crawford y debe abordar un ascensor lleno de hombres y la segunda en la que debe hacer uso de una voz fuerte y firme para dar instrucciones en una sala llena de policías varones. También en relación a este punto, el acoso de Chilton en la antesala a su encuentro con Lecter y la agresiva aseveración del caníbal de que Crawford sólo la involucró en el caso porque la desea sexualmente y porque quería excitarlo al recluso y así hacerlo bajar la guardia para que cooperara de forma más fácil.
La cinta se rodó entre noviembre de 1989 y marzo de 1990. Demme escogió principalmente Pittsburgh, Pensilvania y sus alrededores para la fotografía principal, y algunas escenas se filmaron al norte de Virginia Occidental. Para la casa de Buffalo Bill se utilizó una casa victoriana en Perryopolis, Pensilvania, cuyo interior se adornó inspirándose en la guarida del asesino serial Gary M. Heidnik, conocido como "el sembrador de bebes". Se empleó el exterior del Western Center cerca de Canonsburg, Pensilvania, como escenario para el Hospital Estatal de Baltimore en donde está recluido Lecter. En un acto de cooperación poco habitual, el mismo FBI cedió sus instalaciones para que Demme filmara, incluso algunos agentes actuaron en varias secuencias. El score del film estuvo a cargo de Howard Share (Trilogía "The Lord Of The Rings", 2001-2003). Grabada en Munich con su Orquesta Sinfónica, Shore logra componer introducir notas que se ajustan perfectamente al conjunto técnico del film (iluminación, vestuario, fotografía, actuaciones, etc.) según sea el requerimiento y las sensaciones, miedo, incertidumbre, suspenso y horror. Respecto al soundtrack, encontramos de música clásica a popular, por ejemplo, fragmentos de "La Flauta Mágica" (1791) de Wolfgang Amadeus Mozart o las "Variaciones de Goldberg" (1741) de Johann Sebastian Bach en la interpretación de Jerry Zimmerman para el encierro de Lecter. Destacan también "American Girl" de Tom Petty And The Heartbreakers, tema que la joven Catherine canta mientras maneja ignorante de lo que le va a suceder, "Goodbye Horses" de Q Lazzarus para el grotesco baile de Buffalo Bill y "Hip Priest" de The Fall, que aumenta la tensión en la secuencia en la que Clarice busca al asesino serial en su casa. Por otro lado, "The Silence Of The Lambs" (1991) se estrenó el 14 de febrero y recaudó casi US$ 14 millones durante su primer fin de semana y un total de US$ 131 millones en Estados Unidos y Canadá, y US$ 273 millones a nivel mundial. La película fue aclamada por la crítica y recibió varias nominaciones y premios, entre los que destacan sus 7 nominaciones al Oscar, de los cuales ganó los 5 más importantes, Película, Director, Actor Principal, Actriz Principal y Guión Adaptado. De sus 5 nominaciones al Globo de Oro, ganó sólo uno, Actriz Principal y de sus 9 nominaciones a los British Academy Films 2 a Actor y Actriz Principales, entre varios más.
Las actuaciones son magistrales, lo que nos lleva a otra de las claves de la solidez y éxito del film. Para el papel de Hannibal Lecter, Demme pensó primero en Sean Connery, Al Pacino, Robert De Niro, Dustin Hoffman y Daniel Day-Lewis, pero finalmente lo ofreció a Anthony Hopkins, quien regalaría una de sus mejores interpretaciones, ganando su primer Oscar y estableciendo su fructífera relación con el personaje, el cual se volvería icónico con sus dos siguientes apariciones en "Hannibal" (2001) de Ridley Scott y "Red Dragon" (2002) de Brett Ratner. Hopkins basó su interpretación en la voz de la máquina HAL 9000 de "2001: A Space Odyssey" (1968) de Stanley Kubrick, mientras que la máscara que utilizó y que también se volvería emblemática fue diseñada por Ed Cubberly, que había fabricado máscaras para los porteros de la NHL. Las comparaciones son siempre odiosas, pero el gran mérito de Hopkins fue hacer brillar a un personaje en realidad secundario en el thriller y anteponerlo al de Buffalo Bill en cuanto a interés en el público, algo que Brian Cox en la discreta "Manhunter" (1986) de Michael Mann no había logrado o siquiera propuesto. Asimismo, para el papel de Clarice Starling, a pesar de que Jodie Foster había mostrado interés en interpretar a la agente del FBI y recién había ganado el Oscar por "The Accused" (1988), Demme tenía en mente a Michelle Pfeiffer que había trabajado recién con él en "Married To The Mob" (1988). Demme también sondeó a Meg Ryan y Laura Dern, pero todas sus opciones rechazaron el papel por violento. Con el camino libre, Foster se quedó con el protagónico y demostró no sólo su pasión por el personaje, sino sus innegables cartas interpretativas, ganando su segundo Oscar con este film.
Ted Lavine no tuvo problemas para quedarse con el papel de Jame Gumb alias Buffalo Bill, el verdadero villano del film. Lavine realizaría una notable performance utilizando su profunda voz y una faceta casual que verdaderamente provocaba escalofríos. Su interpretación, dicho sea de paso, provocó una fuerte polémica con la comunidad transexual de Estados Unidos, en la que Demme debió salir al paso señalando que Buffalo Bill no era transexual a pesar de lo que aparenta y prueba de ello es que el mismo Lecter lo señala en una secuencia, cuando dice que "Billy no es un transexual real. Pero él cree que lo es. Intenta serlo. Ha tratado de ser muchas cosas". El mismo Levine señalaría después que su personaje se enganchó con la idea de hacerse un traje de piel femenino, pero no por eso es gay o transexual. Anthony Heald encarnó al insoportable y arrogante Dr. Frederick Chilton, director del sanatorio mental en donde se encuentra encerrado Hannibal Lecter. Diana Baker interpretó a la senadora Ruth Martin y Brooke Smith a su hija Catherine que termina secuestrada por Buffalo Bill. Kasi Lemmons como Ardelia Mapp, compañera y amiga de Clarice. Frankie Faison encarna a Barney Matthews. Tracey Walter como Lamar. Charles Napier es el teniente Boyle y Danny Darst como el sargento Tate engrosaron el reparto con personajes policiales. Finalmente, el cantante Chris Isaak, célebre por su hit "Wicked Game", como el comandante del SWAT y los directores Roger Corman como el director del FBI Hayden Burke y George A. Romero como el carcelero realizaron un cameo.
En definitiva, magnífico y brillante thriller psicológico que no sólo revolucionaría y revitalizaría el subgénero cuando estaba practicando en agonía, sino que introduciría a un villano carismático y brillante como es Hannibal Lecter. Estamos, ante una cinta con una calidad incuestionable dirigida con maestría por Demme. El guión adapta perfectamente la novela de Harris, el cual se llevó el premio de la Academia merecidamente. Pocas veces Hollywood ha premiado con el máximo galardón un argumento tan truculento que parece sacado de un film de terror.
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