Crítica de SensaCine.com para Los Amantes del Pont-Neuf: Agua y piedra

La segunda película de Leos Carax es un filme de un romanticismo exacerbado que cuenta la historia de amor entre Alex (Denis Lavant) y Michele (Juliete Binoche), dos personajes que se conocen en la calle pero que, en realidad, pertenecen a mundos distintos. Ella es una pintora que se está quedando ciega y ha dejado atrás su vida burguesa. Él es un marginado que no ha conocido más hogar que el Pont-Neuf.

Con constantes referencias al gran filme de Robert Bresson 'Cuatro noches de un soñador', la película de Carax se levanta sobre combinaciones muy potentes. Escenas casi documentales (su primera secuencia, por ejemplo) y otras con un gran poso de artificialidad (el baile en el puente) que dan al filme una gran fuerza dramática y un acabado visual de gran belleza. Momentos de dolorosa intimidad y otros de locura liberadora, nos permiten experimentar, casi sin descanso, un gran abanico de emociones.

Estamos ante una obra apasionada y vibrante, llena de contrastes, que trabaja la idea central de su argumento (y de gran parte del cine de Carax) —la maleabilidad de los distintos universos, la posibilidad de cruzar a otro mundo— a partir de elementos como la piedra y el agua, cuerpos sólidos o blandos, imágenes líquidas y abstractas o tozudas e impermeables.

A favor: Que las imágenes de la película palpitan con el mismo romanticismo que su historia de amor.

En contra: Nada.